José Teo Andrés
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La alarma sanitaria creada por la aparición de jabalíes contaminados de peste porcina africana en la provincia de Barcelona, más allá del quebranto económico que supondrá el veto de algunos países a la importación de productos del cerdo y el hundimiento en España de los precios de la carne de porcino, ha venido a dejar en evidencia hasta dónde llegan algunas de las miserias de la política. Resulta que, desbordada por la situación, la Generalidad catalana se ha visto obligado a solicitar auxilio a la UME, la Unidad Militar de Emergencias que, como su nombre indica, pertenece al Ejército español.
Y ahí es donde se retrata la lamentable servidumbre de la política española en nuestros días, porque resulta que, a cambio del apoyo parlamentario de ERC a Pedro Sánchez, los separatistas habían conseguido que el Ministerio del Interior redujera la presencia de la Guardia Civil en las áreas rurales a través del Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA). La competencia de este servicio desarrollado con notable solvencia en el resto de España ha ido pasando a los Mossos d`Esquadra, la policía autonómica, que ante la gravedad de la crisis se han visto desbordados.
Parafraseando el dicho popular, bien podría decirse que en el pecado han hallado la penitencia puesto que, tras el desconcierto inicial, la Generalidad -gobernada por el Partido Socialista-, al constatar que, con los medios propios, no podían a hacer frente a la crisis, han tenido que recurrir nada menos que al Ejército español. Para los políticos separatistas: un Ejército de "ocupación". La situación creada por la abundancia de jabalíes en áreas próximas a zonas urbanas como es en este caso la sierra de Collserola, en las cercanías del Tibidabo barcelonés, también ha puesto en evidencia otro problema generado por los excesos de la ideología ecologista cuyas restricciones a la caza han propiciado un incremento incontrolado de las piaras de jabalíes.
Explicarle a un visitante venido a España algunas de las cosas que pasan en el nuestro es apostar por generar en él un estado de ánimo que oscilaría entre la incredulidad o directamente el estupor. Creo que fue el canciller alemán Otto von Bismarck el que acuñó una frase que no ha perdido vigencia: "España es la nación más fuerte del mundo porque los españoles llevan siglos intentando destruirla y no lo han conseguido".
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