Pericles
Pericles perfeccionó la democracia en Atenas y condujo a la ciudad-estado a la hegemonía política y cultural en Grecia y en el mundo antiguo mediterráneo. Pero su final personal y el de la capital helena fueron lamentables. Después de 30 años como strategos, cargo que unía el mando ejecutivo y militar, y tras ser reelegido una y otra vez por los atenienses, murió víctima de una peste y en el medio de una guerra con Esparta que perdería Atenas y supondría su final como potencia. Continuaría irradiando cultura pero ya nunca se recuperaría como estado. Y en eso, su auge y caída, tuvo mucho que ver el extraordinario mandato de Pericles: sus grandes logros se evaporaron.
Los americanos pasaron por una situación similar con Roosevelt y su sucesión de mandatos avalados por las urnas que solo finalizaron por su fallecimiento. Los legisladores decidieron enmendar la Constitución y reducir a dos los períodos ejecutivos, lo que entre otras cosas limitará a cuatro años el tiempo de Trump en la Casa Blanca. También ha ocurrido en Portugal: solo tres legislaturas. Nada de esto sucede por aquí y ahí tenemos los 25 años de Lores en Pontevedra, convertido en el nuevo Pericles de la Boa Vila, elegido y reelegido una y otra vez, sin tope. Cierto que son sus ciudadanos quienes todavía la confían el mando local, como también que sus grandes ideas se evaporaron y se reducen ahora a erradicar Ence y pasar a la historia.
Dentro de unos días toma posesión Trump de forma legal y ordenada. Coincide con la prolongación, ilegal y a la fuerza, de Maduro, definitivamente un autócrata. Votar es condición necesaria pero no única para que una democracia funcione.
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