La patada en…

La llamada patada en el culo hacia arriba ha sido una táctica utilizada desde tiempos inmemoriales para quitar de en medio a cualquier personaje que se haya vuelto excesivamente contumaz y por tanto, peligroso y molesto para aquellos a los que presta servicio. Muchos de los que hemos estado en posiciones de cierta responsabilidad en este oficio nuestro, la hemos padecido incluso sin comprender su alcance hasta que uno adquiere la sabiduría suficiente para percibir el artificio aunque cuando ese momento llega suele ser demasiado tarde. La patada en el culo hacia arriba suele significar mayor sueldo, menos exposición, menor conflicto y una paulatina pero persistente pérdida de influencia que acaba convirtiéndolo a uno en parte integrante del mobiliario y los apreciados colegas que se hayan enfrentado a esta situación saben de lo que hablo.

Sin embargo, esta estrategia tan persistente y detectada en casi todos los ámbitos de actuación, personales y profesionales, no se había manifestado de un modo tan abierto, indisimulado y carente del más mínimo camuflaje como la que ha tenido como protagonista al coronel Rafael Yuste, máximo responsable de la división de élite de la Guardia Civil que investiga delitos de alto rango como corresponde a una unidad de policía judicial especializada en combatir el crimen organizado. Es decir, el oficial al mando de la Unidad Central Operativa, la famosa UCO que lleva el peso de la investigación de los casos que afectan a la mujer y al hermano del presidente del Gobierno y que ha seguido las actividades del condenado fiscal general y de tres de los cuatro viajeros del Peugeot, Cerdán, Ávalos y Koldo García, el último de los cuales, antes de ingresar en Soto del Real, ha señalado a la mujer del presidente asegurando que recibió un millón de euros por intervenir en la salvación de Air Europa.

El coronel Rafael Yuste será promovido estos días a general en respuesta a la ordenanza ministerial que se ha agilizado al máximo para conseguir que Yuste abandone lo antes posible el mando de la pesadilla que tiene dando diente con diente a las oficinas de Ferraz donde se domicilia hoy lo que en su día se llamó PSOE.