Los otros talibanes que ya están entre nosotros
La conmoción que ha provocado en todo el mundo la victoria plena de los talibanes en Afghanistan, rematada con la toma de Kabul y el temor que provoca en Occidente el retroceso histórico del país en cuanto que la aplicación del rigorismo islámico suponga especialmente la pérdida de identidad de la mujer como ser humano y otras consecuencias terribles (el éxodo y el intento salir del país de miles de familias ofrece escenas desgarradoras) merece alguna reflexión sobre la propia convivencia entre nosotros de colectivos, cuyas ideas se aproximan mucho a la de los propios vencedores.
No deja de ser curioso que en España se use con naturalidad y los veamos en actos públicos y con autoridades de partidos de progreso el atuendo que las mujeres de Afganistán temen que se les imponga de nuevo. En Ceuta, una mujer presidió una mesa electoral con niqab, totalmente embozada, y junto a otra vestida del mismo modo se retrató el presidente de Castilla-La Mancha, el socialista García-Page sin el menor problema. O sea, que los otros talibanes ya están entre nosotros, y en Europa cabe recordar ahora que varios cientos de jóvenes árabes, en su mayoría marroquíes y argelinos, en las fiestas de fin de año de 2015, en Colonia y otras ciudades alemanas, agredieron sexualmente a las mujeres que encontraron en su camino. Pero lo más insólito de este caso fue que imán de Colonia Sami Abu-Yusuf, declaró en una entrevista que la responsabilidad de las violencias sexuales de Nochevieja no se debían atribuir a los jóvenes, sino a las mujeres que iban por la calle medio desnudas y perfumadas. El imán llevaba decenios en Alemania, pero no había dado un solo paso hacia la cultura que lo había acogido, mostrándose como un invasor arrogante. “¿Se puede dialogar con un troglodita que ve un demonio en la feminidad?, se preguntaba el profesor Sartori a propósito de estos hechos”.
Hace veinte años, el profesor Giovanni Sartori publicó uno de sus más famosos libros, “La sociedad multiétnica: pluralismo, multiculturalismo y extranjeros” en el que advertía de la absoluta incompatibilidad entre los valores y principios de la sociedad occidental y el Islam. Reconocido como uno de los grandes pensadores del siglo XX y XXI, nos legó alguna de las más documentadas reflexiones sobre el problema al que Europa tendría que haberse enfrentado hace tiempo. Explicaba Sartori que el Islam es incompatible con Occidente.“¿Es posible entonces que un inmigrante, educado en una cultura o una religión distinta de la nuestra, como el islam, se pueda integrar, negando los principios que forman parte de su educación, de su sensibilidad?” “El islam es incompatible con nuestra cultura. Sus regímenes son teocracias que se fundan en la voluntad de Alá, mientras que en Occidente se fundan en la democracia, en la soberanía popular” ¿Qué significa integrarse? Angela Merkel lo ha dicho claramente: “Queremos que los inmigrantes absorban los fundamentos culturales de nuestra convivencia; es decir, el sistema de valores, de reglas y de comportamientos que rigen entre nosotros”.
Según Sartori, la integración de musulmanes en sociedades no islámicas no se ha logrado porque el Islam no tiene capacidad de evolución. El Islam, la verdadera religión, ordena a sus miembros que la expandan por mandato del mismo. El gobierno de Arabia Saudita imprime libros, construye y financia mezquitas por todo el mundo, simultáneamente, enviar una felicitación cristiana por Navidad puede ser un delito. Más de 40.000 escuelas alrededor del mundo son financiadas por el gobierno saudita. En los textos que se entrega a los niños se enseña el odio a los infieles, se afirma que los judíos y cristianos han pecado por aceptar el politeísmo, por lo que Alá les castigará a convertirse en monos y cerdos, respectivamente
Según el politólogo estadounidense Francis Fukuyama, el fracaso de la integración de los musulmanes en Europa es una bomba de tiempo que ya ha contribuido al terrorismo y puede llegar a convertirse en una amenaza para la democracia. En un artículo publicado en el diario El País, el sábado 11 de agosto de 2007, titulado, “El fin de la utopía multicultural”, señalaba: “El fracaso europeo del intento de crear una mejor integración de los musulmanes es una bomba de tiempo que ya ha contribuido al terrorismo, que por cierto provocará una reacción más firme de los grupos populistas y que posiblemente llegue a convertirse en una amenaza para la democracia europea misma. La solución del problema requiere un cambio del comportamiento de esa minoría inmigrante y de sus descendientes, pero también del de la comunidad nacional dominante”.
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