Netanyahu en la Onu

Publicado: 27 sep 2025 - 04:00

Benjamín Netanyahu ha estado en la ONU, una ONU cuyo salón de sesiones se ha quedado medio vacío en su presencia porque una buena parte de la comunidad internacional no solo no puede soportar el discurso perturbador del primer ministro de Israel sino que, además, ha aprobado en su parlamento el reconocimiento de Palestina como estado, una medida que países como Reino Unido, Francia, Austria pocos días antes de esta visita a este foro mundial. Netanyahu tuvo que dar un rodeo de casi mil kilómetros en su avión presidencial para evitar que el aparato sobrevolara cielo español o francés, territorios ambos que se la tienen jurada y que podrían interceptar su paso y detenerlo por genocida así que, más vale prevenir que curar.

Dicen los que saben que el reconocimiento de Palestina como estado soberano no pasa de ser un gesto y que en realidad esta actitud tiene una incidencia mínima en el dramático escenario en el que se desarrollan los hechos porque la posición de Estados Unidos sosteniendo y amparado con su influencia política al gobierno de Israel –que no olvidemos tiene una amplia contestación en su propio país muchos de cuyos sectores sociales critican la política de su primer ministro a quien detestan públicamente- cualquier actuación en este sentido no pasa es un loable testimonio de oposición pero su alcance es relativo. Solo dar fe de que lo rechazan.

Netanyahu ha actuado en el atril de Naciones Unidas exactamente como cualquier ciudadano con un cierto criterio podría suponer porque otra cosa equivaldría sería comparable a asistir a acto en el que el Papa negara en el balcón de la Plaza de San Pedro la existencia de Dios ante miles de fieles. El propio jefe del ejecutivo de Tel Aviv ha acudido a un símil parecido para defender su política y advertir del alcance de posturas contrarias durante su controvertido parlamento que, evidentemente, no ha convencido a casi nadie. Ha dicho que otorgar a los palestinos un estado soberano a una milla de Israel después del 7 de octubre es como conceder a Al Qaeda un estado a una milla de Nueva York después del 11 de septiembre”.

La visita de Netanyahu a la ONU por tanto no ha pasado de un trámite sombrío y truculento que ha servido para comprender que el líder judío no va a parar hasta que no deje piedra sobre piedra, una tradición bíblica que no tiene vuelta de hoja. La palabra, en este caso, sirve de poco.

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