El ministro quinqui

Publicado: 11 oct 2025 - 04:00

El Gobierno está más nervioso que Don Quijote en parque eólico. Sánchez no solo exprime al máximo la paciencia de los españoles, sino que gira la manivela socialista tensando cada día un poco más la cuerda, también para sus propios colaboradores, que a sus ministros los está arrastrando a un pozo de incertidumbre y no todos tienen claro que en la caída encontrarán algo a lo que agarrarse. Cuanto más se estrecha el horizonte judicial, cuantos más portavoces socialistas se ven obligados a decir que los miles de chistorras no eran billetes sino manjares navarros, más crece la tensión. No todos están preparados para soportarla. Nada crispa más al hombre que la mala conciencia.

En consecuencia, la ministra Pilar Alegría hace tiempo que no logra terminar una frase sin gazapo, a Patxi López lo desmienten hasta sus compañeros de partido antes incluso de que acabe la rueda de prensa, mientras le tiembla el párpado como un gorrión recién nacido, y Óscar Puente exterioriza la presión revolviéndose agresivo como un niñato. Ocurre que mientras los balbuceos nerviosos de Alegría y López producen hilaridad, Puente causa estupor prolongando en Twitter el mismo tono canallita que exhibe en la calle.

Tras el reciente rifirrafe de Puente con los periodistas, Feijóo escribió en la red social: “Si un ministro de mi Gobierno trata así a cualquier ciudadano le ceso de inmediato. Educación y cortesía es lo mínimo que se le puede pedir”. Puente, no sabemos en qué condiciones, respondió a Feijóo como lo haría un macarra, pero un macarra del cine quinqui español de los 80: “Qué vas a cesar tú, si no has sido capaz de cesar al que retozaba en el Ventorro mientras 229 personas se ahogaban, miserable. Así tratáis vosotros a la gente. Yo lo que no hago es dejarme avasallar por tus fascistas a sueldo”.

Si el ministro se dejara visitar alguna vez por la prudencia, ya que a la educación no se la espera y la humildad la escribe sin hache, podría haber optado por guardar silencio, o incluso por disculparse y ya luego, si eso, arremeter contra Feijóo, quizá sin utilizar a las víctimas de Valencia, y por supuesto evitando alusiones de dudosa legalidad a los “fascistas a sueldo”.

Pero Puente es hombre impetuoso, algo que no es necesariamente un defecto, salvo si lo utilizas para dejarte dominar por instintos primitivos en situaciones en las que la valía para el cargo se demuestra sabiendo domar al primate que llevamos dentro. No hay nada más fácil que aullar, golpearse el pecho, e insultar, pero lo que Puente considera un triunfo de su masculinidad tóxica, como dicen los socialistas, no es más que la pataleta impúber de un hombre vencido por la presión.

Me indigna su actitud como ministro, pero me apena como ser humano. Ministro, cálmese, o al menos canalice su ira contra quien le ha puesto en esta tesitura, que no está en Génova sino en la Moncloa, y en modo disfrutón, viendo cómo ardéis los tontos útiles mientras él gana se gana dos días de palacio. En todo caso la calma es buen consejo. Recuerde la sabiduría popular. La vida son dos días. Hoy estamos, y mañana no. De modo que es mejor sonreír, tratar bien a todo el mundo, disfrutar de la vida, y nunca perder el sentido del humor. Haga como Ábalos, que pese a todo no perdona una ocasión de pasárselo bien, y esa es la actitud.

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