Opinión

Tarsicio, malo, que te pierdes...

El único Estado en Europa ajeno por completo a la democracia, en manos de un dictador (bueno, por supuesto), aunque su reino no sea de este mundo (ya…), el teocrático Vaticano, no deja de sorprendernos. Ya no escandaliza a nadie, salvo al rebaño, si éste mostrase la mínima intención de enterase de algo, el que l´Osservatore romano dijese en su día que Benedicto XVI era “un pastor rodeado de lobos” y se fuese harto de la tropa, o que ahora el Papa Paco diga que “la corte del Vaticano es la lepra del papado”, etc.


No hace casi ni un rosario, de la segunda detención de Monseñor Scarano (“monseñor 500 €” por su afición a esos billetitos), quien ahora blanqueaba dinero haciéndolo pasar por donaciones a los pobres, cazado por trasladar en avioneta 20 millones de euros, de procedencia ilícita, desde Suiza a Italia para ingresarlos en la Banca Vaticana, libre de cualquier tipo de inspección, el conocido IOR (Instituto para las Obras de Religión). El pollo en cuestión, que al parecer alardea de varias propiedades inmobiliarias en la parte molar de la Roma imperial, entre las que se encuentran algunas viviendas de mas de 400 m2, parece haber perdido la carrera hacia el cielo, al arrebatársela ahora el inefable Tarsicio Bertone, con un ático (mas cerca) de 700 m2 en el Palacio San Carlos, donde fijará su residencia acompañado de sus 3 fieles monjas de servicio (¡ojo! doméstico).


“Vende cuanto tienes, dáselo a los pobres y sígueme”. ¿Qué no habrá entendido Tarsicio de algo tan simple?, aunque pensándolo bien no debe ser tan simple, ya que el propio Vaticano lleva siglos y siglos sin entenderlo (si Cristo resucitara…). Pero, ¿de donde sacó el pastón el antiguo Secretario de Estado (primer ministro), y antiguo Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sucesora de la inquisición, el “santo oficio”? (afortunadamente ahora ya no les dejan quemar a nadie). Cierto que en la Curia Vaticana lo normal entre los elegidos es disponer de grandes apartamentos, bien en Roma o en el propio Vaticano, siempre atendidos por el servicio de sumisas monjitas a quienes no les es dado otro menester que el viejo lema monacal del “ora et labora” (no vaya a ser…), pues de todos es conocido la admiración secular que se siente en las alturas hacia la capacidad mental de la mujer.


De momento Tarsicio, fiel al lema constante del Vaticano de predicar el vivir como Cristo, pero realmente vivir como dios, se dispone, a modo de milagro, el lograr el cielo en la tierra, prefiriendo lo seguro de aquí a lo etéreo de allí, al humo evanescente de la fantasía, el producto a la venta de la primera multinacional, ahora que ya el papado ha manifestado que no existe el infierno, ni el purgatorio, ni las indulgencias, ni siquiera el cielo, ni la burra, ni el asno, que todo es un estado interior del creyente tras, como institución, haberse cargado, quemado y torturado a millones de ciudadanos a lo largo de la historia por disentir de esas bobadas y tantas y tantas otras. A buenas horas. ¿Cuánto falta para la virginidad, la resurrección, los angelitos, el portal, la estrella, los milagros, el dejar de ocultar a los hermanos de Jesús, el dignificar al pobre José, etc.?


Tarsicio, no se si eres un crack o un hijo de la gran…, pero lo que esta meridianamente claro es que en el Vaticano lo has sido todo, has tenido acceso a todo y lo sabes todo, y desde luego, hay algo mas claro todavía, y es que a ti, Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo del mas allá y toda su parafernalia te la trae al pairo.
Tarsicio, malo, que te pierdes…

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