Opinión

Otra chorrada

Han tenido que pasar décadas en el Ayuntamiento de Vigo para que finalmente, sin más explicaciones, los dos partidos mayoritarios se pongan de acuerdo en algo (¿qué pasa ahora que no pasaba antes?), contándonos la milonga de que todo ello es por el bien de la ciudad, como si a estas alturas estos partidos, pendientes exclusivamente de sus guerras internas, hicieran o hubieran hecho algo por el bien de la ciudad.
Se acercan elecciones, primero europeas para ir calentando y a mayor distancia las municipales, para las que cada cual afila sus armas. Que lo de Anova estando Beiras por medio iba a acabar como el rosario de la aurora, era claro, máxime teniendo en cuenta que aquí Izquierda Unida no pinta nada y que a lo del BNG, si le quitas la cruzada por el uso del gallego, no se le reconoce, es otra. Si además el único objetivo del BNG es mantener la alianza de “progreso” en Pontevedra, para retener la alcaldía a costa de lo que sea, léase comerse todo tipo de sapos en Vigo, ser humillados y ninguneados hasta extremos de vergüenza ajena, lo de la especie de pacto a la griega PSOE-PP puede tener múltiples lecturas, entre ellas tensar la cuerda de los nacionalistas para otorgarles el Guinness de “culo en pompa” antes de ocurrírseles una moción de censura.
Ahora va a resultar que una de las necesidades extremas de la ciudad, que justifican el pacto, va a ser la extinción de la gerencia de urbanismo…
O no tienen ni puñetera idea de lo que hablan, o nos toman el pelo, que también, o estamos ante otra chorrada de las identifican políticamente a la ciudad, una vez más.
Vigo nunca ha tenido una gerencia de urbanismo, jamás. 
Una gerencia de urbanismo es un instrumento para conseguir hacer realidad las determinaciones de un Plan de Ordenación de una ciudad, principalmente aquellas públicas, que contienen servicios, viales, zonas verdes y equipamientos para el ciudadano, para hacer factible la política pública de un Plan, para la consecución de sus objetivos, siendo por tanto un instrumento de gestión del ciudadano. Nada tiene que ver con el informe para otorgar licencias, ni hacer inspecciones, tareas que puede asumir, pero siempre como algo accesorio, cuando lo fundamental es el llevar a cabo la iniciativa de la gestión encaminada a hacer realidad la política urbanística de la ciudad, algo que en Vigo no ha existido nunca.
Precisamente si algo está pidiendo a gritos la ciudad (aunque ni se lo plantee el ciudadano, ni lo sepa el político) en materia de urbanismo, es la existencia real de una gerencia, un instrumento que no solo propicia el alcanzar los objetivos propuestos, sino que es quien procura los ingresos, la infraestructura pública necesaria y el progreso que finalmente acaba dando el urbanismo a la ciudad.
El principal problema de Vigo a la hora de montar una gerencia de urbanismo es que la “cultura” municipal no es ni ha sido nunca de gestión, ni de colaboración y ayuda, ni de buscar la consecución de objetivo alguno, ahogándose siempre en una burocracia de manguito y ventanilla, de buscar siempre hasta el ultimo resquicio de problema a todo lo que la iniciativa privada propone (aquí la pública, no lleva a cabo nada nunca).
Vigo, partiendo de un nuevo Plan General de Ordenación Municipal necesitará, por encima de todo, una gerencia de urbanismo, de garantía, privatizada, bien controlada, con criterios de mercado, con un equipo de gestores que busquen inversiones para Vigo, que coordinen la iniciativa privada con la intervención pública, la encaucen y le faciliten al máximo sus actuaciones a efectos de conseguir para la ciudad todos los viales, zonas verdes, y equipamientos que el PGOM concrete en bien de los vigueses según sus necesidades, para volver a hacer competitiva a la ciudad, crear puestos de trabajo y dotarla de las infraestructuras que la hagan recuperar el tiempo perdido.
¿Anular la gerencia? Llámenle como le han llamado siempre, oficina de licencias, de inspección de obras, de tramitación del planeamiento de iniciativa privada, o algo similar. El decir que se anula la gerencia no supone para nada prescindir de tales servicios y su coste, los únicos que, en negativo, ha ofrecido y ofrece desde siempre el Ayuntamiento de Vigo, donde cualquier iniciativa en lugar de contar con el apoyo real de la administración, si no es abortada, tarda años y penalidades sin fin en ver la luz (léase Cluny, Karpin, Ikea, Liñeiriños, etc., etc.).

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