Opinión

La inseguridad y las ocurrencias

España es uno de los países con mas perímetro de costa de la UE, y en sus aguas, es Galicia la comunidad con mas millas navegables para la náutica deportiva, a la vez que la más atractiva para la navegación.
La industria que mueve este sector en España, tiene que soportar como la miopía de sus gobiernos les impide ser competitivos, tanto con Francia e Italia, como con los países nórdicos. Impuestos escandalosos, dificultades sin limite para la implantación de sus puertos deportivos, limitaciones a la implantación de nuevas industrias al borde del mar, normativas absurdas y un sinfín de ocurrencias administrativas, impiden que un sector en el que podríamos ser enormemente competitivos, despegue, y con él, multitud de familias que viven de la construcción, el mantenimiento y las reparaciones de cada barco botado en nuestras costas.
La izquierda casposa considera que al tratarse de una actividad de “señoritos” debe machacársele a impuestos, mientras la derecha sostiene que ha de impulsar la actividad, sin renunciar a los impuestos (of course), y facilitar la llegada de nuevos “marinos”, a base de exigirle menores conocimientos, ausencia de titulaciones y en definitiva a costa del riesgo.
Marina Mercante, donde da la sensación de que no hay ni un solo marino de verdad, acaba de parir una nueva normativa sobre el particular.
Actualmente, y si nos centramos en nuestra ría como ejemplo de lo que ocurre a diario en los meses de mayor afluencia, en un fin de semana de agosto pueden estar navegando por la ría, cerca de 500 embarcaciones deportivas, habiéndose llegado a contar fondeados en la isla sur de Cíes, alrededor de 150 embarcaciones de todo tipo. Desde yates de gran eslora hasta kayaks, pasando por pequeñas embarcaciones de alquiler “sin título”. La gama de aventureros es de lo más variado, aunque eso sí, habiendo solicitado previamente el permiso de fondeo, ya que de no ser así la multa (sideral) puede dejarte en la ruina, al igual que si se te ocurre sacar una caña para ver si pican, pues la demagogia, en materia de teoría ecológica, en este país, no repara en límites.
Alrededor de las 8 de la tarde suele empezar el desfile de vuelta. Padres y madres acompañados de niños y niñas, amigos e incluso abuelos y abuelas, se disponen a poner proa a sus puertos deportivos. De repente (así ocurre), una densa niebla lo invade todo en pocos minutos. De las 150 embarcaciones, cerca de 100 disponen de GPS y solo unas 30 disponen además de radar, el resto cuentan con una radio, una brújula y una carta, y algunas nada de nada. De entre todo ese surtido de situaciones, un porcentaje importante, o no saben o suelen hacer un penoso uso de tales aparatos. Vamos a suponer, y estos son datos reales, que unas 120 de tales embarcaciones son capaces, tras sus mas o sus menos, remolcados, siguiendo a otros, o a estima, de llegar a puerto, el resto, alrededor de 30 barcos, se convierten entonces en un campo de minas ambulante en plena ría, para “deleite” de profesionales que se los pueden encontrar, de cualquier manera, por todas las esquinas pidiendo ayuda de las formas mas pintorescas.  Pues bien, esta situación de riesgo para el tráfico marítimo, real como la vida misma, ahora se va a incrementar a mayor gloria de los lumbreras del Ministerio de la cosa. Supongo que la siguiente medida, esta vez para impulsar el sector del automóvil, será el no precisar de carnet para conducir, o para reducir las listas de espera en sanidad, el no exigir el título de medicina para operar, e imbecilidades de semejante calibre.
Señores del ministerio, se trata de todo lo contrario. Para impulsar la industria de la navegación deportiva hay que reducir drásticamente los impuestos, como han hecho nuestros competidores, al tiempo que se facilita la implantación de nuevas industrias y de puertos deportivos. No se apoya a la industria a base de incrementar la inseguridad, cuando hay vidas de por medio.
El problema de ir a Cíes en una embarcación de recreo, no puede ser, como único requisito, el de obtener el permiso de fondeo. Es lo contrario, es el de demostrar que llevas los aparatos imprescindibles para navegar con niebla y sabes usarlos, y si no es así, no vas.
Los títulos también son necesarios, pero enseñando moderna navegación, no principios absolutamente superados, interesantes por otra parte, pero que al final conducen a que son pocos los que atracan en condiciones, los que fondean bien, los que guardan distancias, los que saben usar los aparatos de situación y navegación, los que respetan separaciones, los que maniobran a tiempo y adecuadamente, etc., etc.
Claro que para legislar desde la política no se exige requisito alguno ni conocimientos, llega con que el dictadorcillo de turno te asigne un puesto de “responsabilidad” para dar rienda suelta a tus ocurrencias. País…  

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