Opinión

Fronteras

El mundo es cada vez mas pequeño y las diferencias cada vez mayores. Los mas desfavorecidos tienen a su alcance toda la información sobre la vida de los mas afortunados, mientras aquellos que pasan hambre, que son perseguidos y que en sus lugares de origen no ven esperanza, están dispuestos a todo por ver cambiar su suerte, por que se haga justicia a su dignidad como seres humanos y para huir de la miseria. Africa es el principal continente inmerso en esa injusticia que, hipócritamente nos solidariza en conciencia, pero por la que nada hacemos por evitarlo.
La Unión Europea eliminó fronteras internas entre sus asociados, pasando a ser fronteras de la Unión todas las que en sus países miembros limiten con naciones ajenas a dicha Unión. España es uno de los países que tienen frontera con otros no comunitarios, concretamente en Ceuta y en Melilla con la vecina Marruecos, un país que desde siempre ha reivindicado tales plazas, hoy comunidades autónomas españolas. Con ese objetivo, Marruecos transmite a la UE que le resulta muy difícil parar la marea humana de subsaharianos, que a millares pretenden cruzar dicha frontera, no obstante si tales plazas fueran marroquíes, cualquier subsahariano para entrar en Europa, lo tendría mucho mas difícil, ya que tendría que atravesar, de forma hostil, todo Marruecos y finalmente el Mediterráneo, y no simplemente una verja. En esa línea, facilita al máximo la entrada de desesperados del Africa negra desde su frontera sur, encauzándolos hasta las inmediaciones de Ceuta y sobre todo de Melilla.
Por otra parte, quien ha de cuidar sus fronteras aunque lo haga de forma inmediata cada país, ha de ser la propia Unión Europea, a su vez encargada de negociar, en este caso con Marruecos, para que este suprima el riesgo a cambio de contratos comerciales con las exportaciones que Marruecos necesita para colocar sus productos, generalmente en competencia con España. En este sentido la Unión Europea, estaría encantada de que España cediese Ceuta y Melilla al rey alauita, quien nos compensaría evitando migración alguna de cualquier tipo, e incluso  vigilando sus costas para evitar la emigración propia.
Actualmente la UE, la verdadera responsable de evitar esas entradas masivas y no deseadas, no solo no entra en el asunto, sino que al igual que con el problema de Lampedusa, mira hacia otra parte esperando que sean sus países del sur quienes apañen con el muerto, tal cual.
El problema es que las distintas soluciones no son políticamente correctas, pues mientras una de ellas es cerrar a cal y canto fronteras e impedir la entrada por cualquier método, otra solución, mas recomendable sería ofrecer ayuda económica importante a los países de origen de tales migraciones para el establecimiento de nuevas industrias, con su correspondiente generación de mano de obra y formación técnica y cultural, elevando con ello su renta per cápita y en definitiva sus economías, aunque el principal problema reside generalmente en que esos países están en manos de dictadores sin escrúpulos, que acabarían quedándose con las ayudas, y agravando más el problema, pues además un organismo tan inútil como la ONU, es incapaz de intervenir.
De momento y desde mi indignación con la ONU, la UE y su hipocresía, creo que hay que exigirles que tomen cartas en el asunto inmediatamente, dejar de arrastrarnos antes sus continuas ordenes y ofrecerles la siguiente solución: En tanto no se impliquen ustedes de forma efectiva en el asunto, poniendo firmes a Marruecos, vamos a abrir las fronteras y, considerando que en España somos aproximadamente un 15% de los habitantes de la UE, nos quedaremos con el 15% de los que decidan entrar, y canalizaremos el resto por medio de autobuses a los distintos países de la UE, en la proporción correspondiente, pidiéndoles a los inmigrantes que se manifiesten en cuanto al país al que quieren ser enviados. Posiblemente en una semana la Merkel y compañía, habrían llegado a un acuerdo con Marruecos, y este cerraría a cal y canto su frontera sur. 
Desgraciadamente nuestro gobierno sigue arrastrándose ante las ordenes de la Merkel, la oposición sigue haciendo política barata a cuenta de los muertos en la frontera, mientras canallescamente cargan la culpa en la institución mejor valorada por los españoles, la Guardia Civil, al tiempo que partido alguno ofrece soluciones en positivo. 
Somos unos miserables. 

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