Opinión

Eterno conflicto

La palabra Palestina viene, al parecer, de “Philistinoi” o tierra de filisteos, tribus piratas que se establecieron en la costa allá por el siglo II a.C. en la actual franja de Gaza, al oeste del entonces reino de Judá y al sur del de Israel. La Palestina romana, de religión judía mayoritaria, estaba dividida en cuatro provincias, concretamente Galilea, donde en la ciudad de Nazaret nació Jesús (lo de Belén, el pesebre, la estrella, los reyes, no es más que un invento posterior sin fundamento real alguno, salvo hacer cuadrar una más de las fallidas profecías bíblicas), Samaria, Judea y Perea. 
Los judíos, que viven a día de hoy en 5774, cuentan el inicio del mundo desde esa fecha (palabra de su dios, siempre tan bien informado), aunque, por aquel entonces, el ser humano, como tal, hubiera cumplido ya mas de un millón de años. Los cristianos se sienten con derechos sobre la zona desde hace 2014 años, fecha en la que localizan el nacimiento del Nazareno, aunque este hubiera nacido entre 4 y 5 años antes, y los musulmanes, situados hoy en su 1392, se creen también con derechos sobre el disputado terruño desde hace unos 12 siglos aproximadamente, con la particularidad de que todos ellos tienen un dios común (incapaz de ponerlos de acuerdo) conocido por los judíos como Yahvé, por los cristianos como Dios Padre y por los musulmanes como Alá. 
¿Quiénes tienen más derechos sobre tales terrenos? Históricamente es evidente que los judíos, entre otras cosas porque el cristianismo y el Islam son hijos del judaísmo, y estos ya estaban allí cuando el cristianismo y el Islam ni existían, ni se les esperaba. A lo largo de los siglos y tras la dominación romana, no ha habido nación propia alguna en la zona, sino dominios de otros países. Si nos trasladamos a los inicios del pasado siglo, la zona estaba ocupada por los turcos, con habitantes judíos y musulmanes mayormente, hasta que pasa a dominio inglés, quien finalmente y ante la decisión de las Naciones Unidas, incapaces estos de solucionar el problema judío tras la segunda guerra mundial, y por sacarse el problema de encima, crean el Estado de Israel en 1948, con la ingenua pretensión de que en él convivan pacíficamente judíos y musulmanes. Legalmente, por tanto, corresponde a Israel, aunque legítimamente también, ante la incapacidad de la convivencia, a la Palestina musulmana. Desde entonces, y con la ayuda de toda la vecindad musulmana que rodea al pequeño Estado, vecindad que sólo se preocupa de los palestinos para armarlos, pero que no los pueden ver ni en pintura, al grito de “judios al mar”, han ido propiciando agresiones sistemáticas sobre Israel, a las que estos han acabado respondiendo siempre en proporción talmúdica, pero ¿quiénes son actualmente estos pueblos?
Israel es un Estado moderno, democrático, occidental, libre, dotado de justicia independiente, derechos cívicos, libertad de prensa, igualdad de la mujer, libertad de expresión, tolerancia religiosa. Su religión oficial es el judaísmo, con una muy alta proporción de no creyentes, otra de no practicantes y otra de práctica extrema, sintiendo más el judío su condición de pertenencia a un pueblo, que su religiosidad. En su parlamento existe incluso una representación de ciudadanos musulmanes, con más derechos que ningún musulmán en ningún país del mundo de su religión.
Los palestinos, donde existe una mayoría de ciudadanos pacíficos, como ocurre siempre en todos los países en conflicto, influidos por sus vecinos de religión, cuentan ya entre su población con los elementos mas extremos y fanatizados en la lucha armada, de propaganda y mediática. Se trata de un país donde, al igual que en la mayoría de credo musulmán, campa a sus anchas la sistemática conculcación de los derechos humanos, los asesinatos familiares por honor, la esclavización, menosprecio y negación de los mas elementales derechos a las mujeres, la predicación del odio en las escuelas, la corrupción gubernativa, el adiestramiento de niños como bombas humanas, el casamiento de niñas púberes con ancianos y la intolerancia hacia cualquier otra religión que no sea la suya, practicada de forma fanática y sin fisuras.
¿Qué hacen ante el problema nuestros progres, los bobos ilustrados de nuestra sociedad y, curiosamente mas que nadie, nuestras “progras” (habría que verlas allí)? La consabida actitud de pañuelito al cuello y de condena al “opresor”, aunque se trate siempre del agredido, del usurpador de las tierras, aunque lleven en ellas más de 5.000 años, etc., etc.
He viajado cuatro veces a Israel, un país admirable, conozco lo que los judíos han hecho de aquellas tierras absolutamente inhóspitas en las que los musulmanes no hacían otra cosa que pastorear sus camellos sin crear ni haber creado absolutamente nada, anclados en su incipiente grado de civilización, atenazados por el fanatismo de una religión que, como todas (la cristiana en 1392 nada tenía de tolerable), no hacen otra cosa que retrasar la cultura, la ciencia, la razón y el conocimiento.
Sinceramente, se trata de un conflicto al que no le veo más solución real (buenismos bobalicones aparte) que la contención israelita, ante las constantes agresiones de quienes, fanáticamente, tienen el verlos en el fondo del mar como único objetivo.

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