Opinión

A currar...

Somos la consecuencia de nuestras reacciones y en general solemos tener lo que nos merecemos. En la vida no siempre podemos controlar ni nuestras acciones instintivas ni las externas que nos afectan, pero si podemos ejercer un mayor control sobre como reaccionamos a ellas y que acciones provocamos como reacción. La dicotomía derechos-deberes tiene mucho que ver con todo ello, pues generalmente estamos dispuestos a ejercer nuestros derechos, pero poco hacemos por ejercer los deberes que todo derecho suele comportar. Exigimos que se nos respeten esos derechos que la sociedad nos otorga, y que como seres humanos creemos merecedores, pero no nos interesa lo mas mínimo conocer en que deberes nuestros se asientan tales privilegios y lo que ha costado conseguirlos.
En materia religiosa, en el supuesto gobierno del mas allá y sus designios, la mayoría de los ciudadanos, por obra y gracia de la fe, el más maquiavélico invento castrador del supremo tesoro del ser humano, la razón, ha llegado a anular por completo cualquier derecho al conocimiento en esa materia que cualquiera se pueda cuestionar, incluso ha habido épocas no demasiado lejanas, que podían quemarte vivo por ejercer tu derecho al conocimiento, y lo ha hecho de tal manera, que es el propio rebaño quien se autocastra y prescinde del mas mínimo interés en conocer y contrastar la verdad, alimentando además, hasta cotas insólitas a sus castradores. Sarna con gusto no pica.
En política, afortunadamente, la fe está mucho menos extendida, y se limita a los militantes de los partidos, aproximadamente alrededor del 1% en España, votantes “fieles” o interesados en el reparto de la mamandurria,  que han delegado sus derechos en otros que, generalmente les desprecian y explotan, apoyándose en su necedad y fanatismo para llevarse el gato al agua. El resto, cerca de la totalidad, sujetos de derechos y deberes, más o menos libres en función de cómo cumplamos con nuestros deberes como ciudadanos, esperamos poder ejercer nuestros derechos directamente, de manera que si no nos aplicamos a cumplir nuestros deberes, otros se apropiarán de nuestros derechos en la misma medida, para seguir haciendo con su capa un sayo.
Pero, como ciudadanos, ¿cuáles son nuestros deberes? Si queremos ser libres, dueños de nuestras reacciones y conseguir lo que creemos merecer, es preciso impedir que otros secuestren nuestros derechos. Para ello, al igual que para todo, la primera medida es la obtención de la más correcta información, sólidamente contrastada, oponiendo razones opuestas, no buscando solamente las que más nos apetezcan, sino manejándolas todas y decidiendo en aplicación de nuestra razón, sin fe, sin fanatismos, sin querencias, libre y objetivamente. Es cierto que si solo algunos actuamos así, poco iremos consiguiendo mas que ser la mosca cojonera de una sociedad dormida, pero si cada vez somos más los que nos sumamos a tales prácticas, a los ladrones de nuestros derechos, a exigencias cada vez mayores, no les irá quedando otra que devolvérnoslos y que finalmente seamos nosotros, como ciudadanos, quienes manejemos un poder del que teóricamente disponemos, pasando ellos a administrarlo, con nuestras decisiones y sometidos a un control exhaustivo en cuando a su aplicación. 
Mientras sigamos como hasta ahora, pasando de todo, sin leer nada, sin informarnos, sin contrastar ideas, sin investigar y sin interés alguno por lo de todos, lo que tenemos no es ni más ni menos que lo que nos merecemos, pues siempre hay listos, llámense iglesia o partidos políticos, que siempre se aprovecharán de nuestra ignorancia, de nuestros miedos, de nuestra entrega y de nuestra desidia.
Somos sujetos de derechos y deberes si, pero no vale pretender solamente tener derechos y pasar absolutamente de los deberes que como ciudadanos nos corresponden, ya que el que todos podamos disfrutar de nuestros derechos, depende en gran medida de que también todos nos apliquemos en nuestros deberes, y quien así no lo haga, aun sin pretenderlo, acaba convirtiéndose en un enemigo de la sociedad a la que aspiramos, pues no hace otra cosa que engordar a los buitres que están al acecho de seguir apropiándose y alimentándose de nuestros derechos.
En cuestiones del más allá, que cada uno se coma el coco como quiera o se lo ofrezca a otros como alimento, pero en lo del mas acá, lo que nos afecta a todos, a currar…

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