Opinión

El 23-F, el cine y la censura

Los cinéfilos formados en la dictadura, asiduos a los cine-forum en los estertores del franquismo, aprendimos a leer entre líneas, las pocas solapadas referencias que la censura dejaba en pie, comunicándonos los mensajes que soterradamente el director de turno había conseguido colar, para regocijo de una concurrencia ávida de ausencias de censuras que, pasados los años, siguen sin desaparecer en su integridad.
Jordi Évole, el periodista hoy más valiente y con mayor sentido de la ironía, que alumbra las esperanzas de quienes aun creemos utópicamente que algún día se podrá hacer periodismo sin censuras, nos acaba de obsequiar con una joya “informativa” sin precedentes en España. Una joya que los principales medios, de los que suele beber gran parte del voto necio español, sempiternamente postrados ante la corona, se han apresurado a menospreciar, e incluso a ridiculizar.
La fórmula, considerando toda la trama de censuras, más o menos soterradas que aun se imponen en España, resulta harto inteligente. Se trata de explicar todo lo explicado, con la sorpresa que ello causa en el gran público, para finalmente tranquilizar a los crédulos, advirtiéndoles que todo era una broma, un montaje sin mas, pasando seguidamente por una tertulia anodina y finalizando con el reportaje oficial para bien pensantes.
Los que siempre hemos seguido con interés y hemos pretendido documentarnos en plan cine-forum sobre el particular, hemos leído gran parte de lo publicado y acallado, escuchado a quienes han sido marginados por exponer lo contrario a la versión oficial, hemos podido ver en el reportaje, aderezado con fantasías cinematográficas divertidas, gran parte de lo que se produjo realmente en el “golpe” del 23-F, única forma de poder contarlo, siempre y cuando se dijera al final que no pasaba de ser una broma y el reportaje fuese seguido, tras el coloquio por la, cada vez más burda y anticuada, versión oficial de los hechos. 
De la lectura de “23-F, el rey y su secreto” al reportaje “ficticio” de Évole, hay una mínima distancia. Si del reportaje suprimimos a algún personaje de las reuniones previas, la idea atribuida a Gutiérrez Mellado, la dirección escénica de Garci y alguna que otra fantasía mas o menos divertida, alguien medianamente serio e informado ¿puede negar la mayor parte del resto?
Como ha ocurrido con la muerte de los Kennedy, quizá nunca lleguemos a conocer la verdad, ya que nadie descalifica secreto alguno sobre el particular mientras vivan los principales implicados, pues con el paso de los años los verdaderos protagonistas se van muriendo poco a poco, como ha pasado con Armada, con Milans y con Savino Fernández Campo, a la espera que pase lo mismo con Tejero. ¿Quién entonces podrá dar auténtica luz sobre el particular? ¡Ay, la historia….!
Que el golpe “ficticio” se planeó, que hubo reuniones previas al más alto nivel, con la presencia de los principales representantes de los partidos, donde se decidió un gobierno de coalición con sus carteras asignadas, presidido por un militar cercano y de prestigio (Armada), para asentar el país y convocar elecciones una vez solucionado lo vital, que ello contaba con la aprobación de las alturas y que los principales militares estaban en el ajo, se ha escrito, probado, conocido y convenientemente acallado desde hace ya varios lustros. 
De todas formas, nada de este calibre se planifica sin un plan B. Aquí a quien se engañó como a un chino y por quien todo falló, pues no consintió el engaño ni fueron capaces de manejarlo, fue Tejero, el más fácil de convencer para actuar, pero a la vez el menos manejable, el único, junto con el pueblo español, que se creyó el golpe. Fallado el Plan A no quedaba otra que apuntarle el muerto a Milans y a Armada (militares de libro quienes siempre han cumplido ordenes y comido, por Dios, por la Patria y el Rey, los marrones precisos) y apoyar las tesis Savinianas de salvación de la democracia, para salvar, una vez más, al de siempre.
Gracias Jordi Évole por haber introducido la variante sobre nuestros viejos cine-forum, de que en lugar de tener que buscar entre líneas (la censura evoluciona) tengamos simplemente que suprimir algunas, para entender el asunto y volver al debate de una transición tan polémica y con tantos claroscuros como la nuestra, salvándote finalmente de la censura, eso espero, con la técnica de hacer ver que al final todo era una broma, algo que el “pueblo soberano” está demostrando ya, que no tiene problema alguno en creer.
Si con este sistema puedes afrontar lo intocable, adelante.

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