Las memorias sesgadas que reavivan la guerra civil

Publicado: 23 jul 2021 - 17:23

Existen poderosas razones personales para que desde muy joven me documentara sobre la guerra civil y el franquismo, procurara leer todo lo escrito posible, entrevistar a sus protagonistas y a alguno de los historiadores más solvente que se ocuparon del asunto y, en suma, contrastar, todo ese caudal de información. Pero hay otras influencias personales como fueron a propia peripecia vivida en mi familia y mi propio procesamiento por investigar y publicar cómo eran los consejos de guerra del franquismo de los ciudadanos que, tras el alzamiento, permanecieron leales a la República. Y desde esta posición ha sentido la misma aprensión que expresó Stanley Payne sobre la Ley de la Memoria histórica y ahora sobre el proyecto de Ley de la Memoria Democrática. Y sé de lo que hablo.

La gran virtud que tuvo la amnistía que enmarcó la transición fue que sentó las bases, o eso creíamos, para la reconciliación de los españoles. Y de aquella medida de gracia se beneficiaron desde terroristas de ETA que, por cierto, volverían a matar, a policías torturadores, del franquismo, cierto, pero también se trató de cerrar todas las heridas y borrar para siempre las secuelas de la guerra civil y del franquismo. Y en ese sentido, nunca vi a nadie que alabara tanto aquella medida que el comunista Marcelino Camacho, quien pasara gran parte de su vida en la cárcel por su actividad sindical, tras ser uno de los perdedores de la contienda. Pero llegó Zapatero y con él un izquierdismo de salón, del que es continuador Sánchez, dispuesto a revisar la historia y volver a colocar a los españoles en uno u otro bando de lo que creíamos haber dejado ya en los libros de la historia. Es del todo justo y necesario que los familiares de los republicanos que pueblan las cunetas de España recuperen a sus deudos y que se les honre, reivindique y recuerde dignamente. Y eso estaba pendiente. Sin la menor duda. Pero el objetivo de tales leyes, aunque se pregone, no parece ser ese, precisamente.

En este caso, se han echado muchas veces las cuentas de los asesinatos y ejecuciones que cometieron unos y otros, establecer gradaciones entre el terror anárquico y los procesos judiciales, ya fueran tribunales populares o consejos de guerra Sólo antes de la guerra civil, fueron muertas entre asesinatos y enfrentamientos de pistoleros de los dos bandos 2.500 personas, como macabro preludio de lo que se avecinaba. Si nos horroriza el terror de las chekas, ¿qué decir de las ejecuciones masivas de republicanos llevadas a cabo por tras la conquista italiana de Málaga o de la de Badajoz? Según Palacios y Stanley G. Payne, las estimaciones actuales permiten aventurar que en el banco republicano se cometieron 56.000 asesinatos, cifra que casi se dobla en el bando de Franco, al sumarse las ejecuciones judiciales, derivadas de los consejos de guerra que se prolongaron durante muchos años tras la guerra civil

A lo largo de mi vida como periodista, tendría ocasión de conocer y entrevistar a personajes de aquellos días de los dos lados de aquella España. También conocí y entrevisté a historiadores que lo trataron como al autor del famoso libro “El mito de la cruzada de Franco” Herbert R. Southworth y he tratado de hacerme una visión objetiva de aquellos hechos. Un día cayó en mis manos el libro “La dominación roja en España. Causa General instruida por el Ministerio Fiscal, los crímenes, asesinatos, sacas y ejecuciones que allí aparecen, muy ilustrados con las fotos de aquellas desdichadas personas ocurrieron. Y ya sé que la memoria de estas víctimas ya fue reivindicada y honrada Ahora, hasta van a remover a José Antonio, quien en todo caso fue una de las víctimas de aquella hecatombe, pues no intervino personalmente en ella. Por cierto, que sus hermanos pidieron a Franco que permitiera volver a España al juez que lo había condenado a muerte, cuya familia le pidió ese favor, a lo que accedieron. En resumen, tal y como se han concebido, la Ley de la Memoria Histórica y el proyecto de Ley de la Memoria Democrática y lo que se anuncia me parecen un grave error por el modo en que se plantea y los confusos objetivos que dicen que se persigue. Podríamos llegar al absurdo de que hasta la investigación histórica roce el delito o que se considere apología del franquismo citar las presas que construyó Franco en ejecución de los planes hidrológico que no pudo ejecutar la República.

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