Marruecos incluye a Ceuta y Melilla en su mapa oficial y Sánchez no trató el asunto
Cuando Neville Chamberlain cedió ante Hitler en el llamado “Pacto de Munich”, Winston Churchill dejó una frase para la Humanidad que a veces conviene recordar cada vez que una democracia cede ante un dictador por temor a enfrentarse con él: “Quisieron evitar la guerra con el deshonor y tuvieron en deshonor y la guerra”. Muchas veces, a lo largo de la historia de este tiempo, el recuerdo de esa frase nos sobrevuela y nos hace preguntarnos si siempre es la mejor política ceder en determinadas circunstancias, dado el incierto resultado de que la otra parte corresponda a esa buena voluntad. Ya veremos.
Es cierto que el marco de las relaciones de España con Marruecos se describe dentro de una situación compleja y no siempre fiable. De todos cuantos análisis y comentarios que se vienen haciendo desde estancias oficiales a la entente entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el reino de Mohamed VI, reciña especialmente la del ministro español de Asuntos Exteriores, Albares, quien ha dicho que Marruecos es un socio estratégico de primer orden para España se ha preguntado si "queremos volver a tiempos de choques como el de Perejil". Olvida el ministro que aquel choque fue provocado por la invasión de territorio del Reino de España por parte de ese socio estratégico, y que no cabía otra solución que la que se le dio. ¿O es que, si eso mismo se produjera ahora, la reacción seria otra? Pues, por lo visto sí.
La crónica oficial de esta nueva etapa de relaciones de España con el reino magrebí, destaca que se subraye la amistad personal del doctor Sánchez con el sátrapa moro y la afirmación de que el acuerdo base de las reuniones ha sido que ambas naciones disponen el respeto a sus respectivas soberanías. No se entiende bien a qué viene subrayar lo que, de ordinario, es un principio que emana de la Carta de las Naciones Unidad, en cuanto al que se deben entre sí todas las naciones. ¿Cuál es la novedad?
Todavía está rechinando para asombro de Europa, que los eurodiputados del partido que conserva las siglas del PSOE se hayan abstenido en la condena de los socialistas a la vulneración de los derechos humanos en Marruecos y el cambio personal de lo que figuraba en el programa electoral con que se presentó a pedir el voto a los españoles el citado amigo de Mohamed VI, donde se refirmaba la posición del PSOE favorable a que el futuro del Sahara se decidiera en el seno de una consulta auspiciada por las Naciones Unidad y sus resoluciones, sin previo trasvase o reconocimiento de derecho alguno de Marruecos sobre aquel territorio.
Si ahora mismo entramos en la web de su embajada en España, se podrá comprobar que su mapa oficial sigue incluyendo Ceuta y Melilla, cuestión a la que se ha evitado toda referencia en las tan exitosas conversaciones, según la Moncloa.
Vamos a ver lo que da de sí esta nueva etapa. las inversiones y nuevas relaciones comerciales anunciadas y otras. De todos modos, conviene recordar curiosidades en ese marco, como el hecho de que España sostiene ya a cerca de 10.000 menores de edad marroquíes, y que su retorno está condicionado a que nuestro país pague a su patria d de origen su educación y mantenimiento. Por otro lado, el Tribunal de Cuentas señaló en su día, entre las anomalías registradas que España paga a Marruecos por las prestaciones que ofrece a sus propios nacionales en su territorio, con cargo a nuestra Seguridad Social, cuando son familiares de ciudadanos de este país dado de alta en España. En ese sentido, se ha detectado periódicamente por los servicios de Extranjería, la llegada teórica de terceras personas, no alcanzadas por nuestra Seguridad Social con parentesco lejano o amistad con marroquíes residentes en España para lucrarse de nuestra sanidad gratuita, como se detectó en Vigo. Sin olvidar la llegada continua de jóvenes en edad militar por periódicas oleadas, hasta el punto que es el mayor porcentaje de inmigrantes llegados en patera a Canarias, o el rechazo o lentitud de las repatriaciones aceptadas por Marruecos antes, durante y después de la pandemia.
Tampoco se hace mención en las notas oficiales de qué pasa con el asunto de la instalación de granjas marinas en aguas territoriales de España en el Mediterráneo o de los acuerdos del parlamento marroquí de extensión de sus aguas jurisdiccionales, sin negociarlo con España, en el entorno de las islas Canarias en orden a futuros proyectos de explotación de sus fondos, que la anterior titular de Exteriores, sin que hubiera otra reacción oficial de España, situaba en el marco de una hipotética negociación en el marco de la Conferencia del Mar de las Naciones Unidas. De esto, ni palabra.
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