Ni manco ni homosexual

Principio de curso y puerta abierta a los nuevos propósitos y especulaciones. Cervantes se ha unido a la polémica a partir de su sexualidad en la película "El cautivo". Alejandro Amenábar, asegura ser homosexual, y de ello se ha alarmado la misma Dulcinea del Toboso, encarnación de la belleza y la virtud, por ser su creador el estimulante de la confesión venida a cuento. Don Miguel luce puesto en el patíbulo de la actualidad, un presente donde da igual que sea verdad o mentira lo proclamado mientras se defiendan con determinación los supuestos argumentos y ello sea motivo de provocación con resonancia.

La atención mediática de lo que nos ocupa maneja fantasía trasnochada y libresca del hidalgo manchego. Novelar está de moda y el cineasta de "Abre los ojos" alimenta el fuego con diálogos para merodear en baules de habladurías, esos que siempre dejan temperatura social. Tocar la fibra sensible de lo más íntimo, como es la sexualidad, supone arma segura de revuelta y entraña diana de interés, tan o más eficaz, como los episodios de tribunales de Pedro Sánchez y el PSOE, o los de Israel, Gaza y Palestina como focos a alimentar cuando no hay luz dentro del propio país que ilumine a los personajes y personajillos que nos desgobiernan. Y si no que se lo digan a los que tienen conocimiento de nuestro Príncipe de las Letras que son voces que nos ilustran sobre el constante estudio sobre su obra y donde aseguran que Cervantes muestra tolerancia a las relaciones extramatrimoniales de las mujeres que intervienen en las mismas y que tuvo la ocasión de comprobarse, como muestra la amante tabernera Ana de Villafranca.

Miguel de Cervantes está de actualidad en España y no por lo que el director de cine utiliza para seguir dividiendo a los españolitos que estén, o se posicionen, a favor o en contra de un nuevo tema. Lo podemos traer a primera línea porque también sirve para hacer constantes referencias a los tribunales y a la administración de justicia principalmente a través de las enseñanzas de Don Quijote a Sancho Panza sobre cómo gobernar su ínsula, aconsejando equilibrio en la Justicia y, sobre todo, la atenta consideración de los hechos. Su propia vida estuvo marcada por conflictos con la Ley y las instituciones, incluyendo prisiones y responsabilidades contables que influyeron en su obra y en su visión de la Justicia. Poco se ha hablado de la tartamudez del padre de la novela moderna; pero sí de la presunta homosexualidad en la cárcel, como ha dejado sobre la alfombra roja el director de "Mar adentro" y "Los otros". Este director de películas psicológicas y emocionales, creador de historias complejas sobre la identidad viene a insertar el sexo con el sistema legal, análisis y discusión que ya está en el mismo Parlamento desde hace un tiempo. El siglo XVI era permisivo con la libertad sexual hoy se empieza a hablar de menores en prostíbulos que tenían de cajera a la misma mujer del presidente español. La sexualidad es un arma segura y las repeticiones son psicología ganadora que convierten irrealidades en hechos de referencia constante. Sirva de muestra que El Manco de Lepanto lo es por las muchas referencias hechas con esas palabras a las heridas sufridas en la batalla del mismo nombre que enfrentó en el mar a las fuerzas turcas otomanas contra la Liga Santa, liderada por España. Pero no era manco. A base de decirlo se va a quedar también como homosexual.