Opinión

Stellantis, Vigo, Marruecos

Aviso desde la dirección de Stellantis: el grupo ha decidido convertir la factoría de Marruecos en un centro de producción de primer nivel, superior a Vigo. El famoso polo donde la planta de Balaídos era el centro se desmorona ante la realidad: Stellantis invertirá millones en el país vecino para potenciar su factoría, que podría alcanzar hasta un millón de coches al año, suficiente para inundar África y Oriente próximo de vehículos. En Vigo, los planes son mucho más modestos, y todavía lo serán más si el Gobierno no aprueba una ayuda vía Perte y conecta el polígono con la Muy Alta Tensión que reclama infructuosamente la compañía. Que Pedro Sánchez no se haya reunido todavía con la dirección del primer grupo automovilístico es como mínimo inaceptable, y desde luego significativo y peligroso.

Stellantis no es PSA, y mucho menos Citroën Hispania. Cuando se implantó en Vigo era una empresa con capital español y francés y la única planta de la firma en toda la península. Hoy es una multinacional con sede social en Holanda, que cotiza en la Bolsa de Milán y de intereses mucho más complejos. Afortunadamente, entre Zona Franca y el Puerto se construyó la plataforma de Bouzas, contra viento y marea y la oposición del belicoso y activo frente antiportuario: sin ella, con seguridad Stellantis, PSA o Citroën hace mucho que habría levantado el vuelo y Vigo habría decaído. Pero el riesgo de huida se mantiene, como recordó en este mismo diario el vicepresidente primero de la Xunta. No hacen falta grandes decisiones de un día para otro, es suficiente con ir trasladando producción a otros centros y en la península hay ahora competencia interna en Zaragoza, Portugal y Madrid. Y Marruecos ahí al lado. PSA llegó a tener 10.000 empleados. Stellantis está por debajo de los 6.000. Así son las cosas y aunque no está escrito el futuro, se va construyendo con las decisiones que se toman hoy.

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