Dos cosas que hizo bien

Aznar, con justa fama de ser un tipo bastante antipático, hizo con seguridad dos cosas bien durante sus ocho años de presidencia: limitar -voluntariamente- a dos los mandatos y lograr para Vigo la sede de la Agencia Europea de la Pesca, que dio a esta ciudad categoría comunitaria, lo que todavía no ha conseguido en el ámbito estatal.

Para Bruselas, Vigo es una capital del rango de Bilbao o Barcelona o Lisboa, otras ciudades que cuentan con una delegación específica de la UE. La Agencia de la Pesca hizo oficial lo que era oficioso, que Vigo es la auténtica capital pesquera comunitaria, y tras casi 20 años instalada su presencia comienza a ser reconocible, como pasó esta semana con la celebración del Día de Europa, ya un acto obligado en el calendario local. Como curiosidad, se anunció que Vigo acogería la Agencia de Control de la Pesca el mismo día que se investía a Corina Porro como alcaldesa, en diciembre de 2003. En Galicia, también Vigo ha avanzado, al ser para la Xunta la “capital” de su territorio, conformado por 14 ayuntamientos, segregado oficialmente del resto de la provincia, una decisión valiente de Feijóo que al PP le costó la alcaldía de Pontevedra. Pero en lo que concierne a la Administración del Estado, Vigo no deja de ser un municipio más aunque se reconoce su especialidad para ser sede de organismos y servicios reservados en principio para las cabezas provinciales. Así están las cosas y así seguirán salvo que algún día se normalice, como hizo Europa.

La otra cosa que hizo bien Aznar fue la limitación a dos de los mandatos, aunque como acto voluntario. Le faltó dar el paso siguiente, convertir en oficial un máximo de períodos para los cargos ejecutivos en todas las administraciones, como antes Estados Unidos en 1951 (dos) o en Portugal más recientemente (tres para los municipios). Habría ahorrado muchos problemas presentes y futuros.