Opinión

Brais

Hace unos días, justo tras el doble y fracasado duelo con la Real Sociedad, Brais Méndez confesaba -creo que por vez primera de forma abierta- lo mal que lo llegó a pasar mientras jugaba en el Celta, el equipo donde se crio. Reconoció que llegó un momento en que las críticas que recibía, no solo cuando jugaba en Balaídos, sino también los mensajes en las redes, le provocaron una angustia que le llevó a ir al psicólogo para encontrar una solución. Según dijo, vivía en un estado de absoluta ansiedad, bloqueado. Un drama. 

Canterano desde infantiles, Brais fue progresando con rapidez al constatar los técnicos del club que tenía cualidades para jugar en la máxima categoría. Subió muy pronto al primer equipo y en seguida destacó, haciéndose un fijo en el once y llegando con rapidez a la Selección. Pero era inevitable que hubiera bajones en su rendimiento porque todavía era muy joven y estaba en formación. Ese fue el momento en el que buena parte de la grada la tomó con el habilidoso y fino jugador de Mos. Luego las cosas volvieron a su cauce, pero creo que Brais no lo llegó a olvidar. 

Finalmente, la Real Sociedad compró hace dos años por apenas 14 millones a Brais Méndez, que triunfa en San Sebastián, donde es titular indiscutible. Su entrenador, Imanol Alguacil, lo clavó: “Fue un fichaje muy barato”. Balaídos ovacionó a su exjugador, que devolvió el homenaje marcando un gol, el que le dio la victoria al equipo vasco. Aunque no lo celebró, por respeto a la grada que tanto le criticó y ahora añora, se le vio desatado. Es lógico.

De todas formas, Balaídos, como el resto de estadios, ha mejorado y mucho en su trato con propios y ajenos. No hay más que recordar aquellos duelos con el Coruña y lo que se oía en las gradas. Y no digamos los enfrentamientos de Mostovoi con Djalminha. Si fueran ahora, habrían acabado ante el juez.

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