Opinión

Las farmacias

Desde hace tiempo, e incluso durante el debate de los candidatos a la presidencia de la nación salió a relucir el tema de la sanidad pública con todo tipo de argumentos y propuestas tanto de cambios como de mejoramiento, aunque reconociendo que la base del sistema sigue siendo uno de los mejores del mundo. Hay que ver el tema bajo dos aspectos. Uno es el institucional y el otro es el económico. No siempre concuerdan. 
En el primero existen diferencias de opinión, ejemplo que fue un error transferir el control a las autonomías que ha causado un problema para la ciudadanía cuando se desplaza a otra parte del país. Distintas tarjetas de sanidad, trasferencia de informes médicos y otros pormenores sin el obvio que son los costes burocráticos adicionales. Siguen las quejas de ‘listas de espera’, la carga a los profesionales, especialmente los médicos/as de cabecera que no dan abasto en atender a una población que, en sí, está en un constante estado de cambio. Hay menos embarazos y aumento de geriátricos gracias a la longevidad actual que ha aumentado en los últimos 10 años. Sumemos la tecnología y el puñetero ordenador. Desde luego que la digitalización, los adelantos en todo tipo de intervenciones quirúrgicas, para dar ejemplo, ayudan a mejorar la calidad de vida. Luego esta todo el sector de la sanidad privada.
Existen muchos seguros y por razones muy importantes. ¿Saben ustedes dilectos/as lectores/as que la ley de inmigración de España, desde la Constitución, con un substancial cambio en el año 2012, dicta que todo extranjero e incluso español que solicite la residencia, salvo lo de un contrato de trabajo y que no haya contribuido a la SS española, debe justificar unos ingresos suficientes, generalmente plan de pensiones además de un seguro médico privado? La misma SS ofrece un ‘contrato’ a base de una cuota anual. Ninguno ofrece los descuentos de los medicamentos por las razones que sean. ¿Porque estoy enterado de todo esto? ¡Por culpa del puñetero Brexit por un lado y por los primeros años de mi residencia actual por no haber cumplido aún los 65 años! Hay unos 70.000 británicos jubilados en este país y si el Reino Unido sale sin un acuerdo el año que viene, se acabó el subsidio de la National Insurance (SS) y no tendrán otro remedio que, o marcharse o contratar un seguro médico privado. Pero volvamos al tema los informes médicos. Aun no hay un sistema efectivo que reúna en una enorme base de datos los informes médicos tanto privado como público incluso entre las distintas clínicas privadas que pueda acceder cualquier médico o clínica en todo el país. Como aún conservo mi seguro privado reconozco la ventaja de acceder a un especialista en menos de que cante un gallo mientras que por lo público puedo tardar meses. Lo sé por experiencia en los últimos 30 años.
Pero hay que reconocer que gracias a lo privado la presión al sector público se reduce increíblemente. Pero eso no incluye el problema paralelo de guardar un control universal de cada paciente con sus respectivos informes médicos. Está reconocido que no hay nada mejor que el médico de cabecera como consulta inicial junto al gran sistema de analíticas. Es lo mejor que hay. ¿Y qué me dicen del sector de las farmacias? En primer lugar, hay públicos y privados con profesionales autónomos. Son el último eslabón. Pero también actúan como ‘médicos de cabecera’ - Anuncio televiso de potingues a la venta: ‘Lea las instrucciones de este medicamento y consulta al farmacéutico’ - como tienda con todo tipo de ‘accesorios’ para la salud y lo más importante, llevan el control de cada receta presentada por los pacientes. Son el alma silenciosa de la sanidad.

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