Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Hay periodos de tiempo en los que a uno le parece que nada es bastante y que siempre puede suceder algo que banalice lo anterior. Quizá porque a ciertas edades uno ya se percata de que, a la usanza de los grandes sabios clásicos, solo sabe que no sabe, a este servidor le parece que todo lo que pasa es un disparate diario al que sucede otro mayor. Hoy, este país que no gana para sustos, se desayuna con un contencioso nuevo. Es el que se plantea desde León y que aboga por separar esa provincia de Zamora, Valladolid y Salamanca creando de paso una nueva unidad autonómica, la comunidad leonesa sin sus hermanas castellanas, cuyo debate ya está en la calle con fracciones de población manifestándose en uno y otro sentido, apelando a su lengua vernácula –uno que es ignorante no sabía que existiera- para escribir los mensajes. Un paso más allá, algún alcalde entre ellos creo recordar el propio titular de la alcaldía leonesa –el socialista José Antonio Diez- por lo que abogan es por incorporarse a la comunidad de Asturias mientras el ministro Puente donde dijo digo hoy dice Diego y ha pasado de negar la mayor a ofrecer barra libre a sus diputados y que en este particular que cada cual vote en conciencia. Hasta donde uno ha leído, ambos políticos nacionales que comparten partido además y se conocen de hace tiempo, andan metidos en una greña como no podía ser menos. Todo lo que ocurre hoy en este país nuestro acaba en greña.
No estoy yo muy seguro de que esta nueva modificación del reparto territorial del país ofrezca grandes ventajas a los futuros independientes leoneses. En realidad, esta configuración actual no es más que el resultado de una cadena de modificaciones breves y concisas del gran tratamiento que por mandato de la reina María Cristina, coordinó y completó un honesto secretario de Estado de su gobierno de procedencia andaluza y admirable talento llamado Francisco Javier de Burgos que firmó en 1833 la división provincial y regional del territorio español cuyas reglas principales se han perpetuado estos casi dos últimos siglos. Este hombre sí que coronó un proyecto sólido y bien dispuesto.
El melón está abierto y ya estamos inmersos en una cata que suscitará nuevos enfrentamientos políticos. Esto es no parar.
Contenido patrocinado
También te puede interesar