Ineptos al poder
Si lo más parecido a un tonto de derechas es un tonto de izquierdas, la proporción es exacta en el caso de los ineptos. Y los ineptos se incrustan en todas partes: gobierno, autonomías, ayuntamientos y diputaciones provinciales, algunas especializadas en colocar hermanos de alta jerarquía. El SEPE, por ejemplo, (Servicio Público de Empleo Estatal). Su misión es informar a empresas, autónomos y ciudadanos en general, sobre prestaciones, formación y empleo. Teóricamente. Además, está subvencionado, en algunas de sus misiones, con dinero de la Unión Europea. Pero ya le pueden echar dinero, que los ineptos que llevan el SEPE no informan. He hecho la prueba.
He llamado a su teléfono. Se trata del número 91 926 79 70. Te atienden con velocidad inusitada: un contestador automático. El robot te advierte, por si eres tonto o te has dado un golpe en la cabeza, después de marcar, que ése es el teléfono del SEPE, no sea que el que llame sea tan inepto, que haya confundido ese teléfono con el encargo de una pizza. El robot te indican que si quieres información, pulses el número uno. Lo pulsas, y el robot, que debe ser de letras y desconoce la sencilla numerología decimal, te reprochan con educada indiferencia, de que has errado.
A pesar del error, el robot que han puesto en marcha los ineptos del SEPE, es misericordioso, pasa por alto tu estupidez, y te ruega que marques o digas tu distrito postal. Lo dices, porque vivimos en una sociedad tan digitalizada que lo del distrito postal, que nunca supe en mi puñetera vida, ahora lo tengo memorizado. Pero el robot de los ineptos, te dice que estás equivocado. Es decir, el robot de los ineptos sabe mucho mejor donde vivo yo, que yo dónde vivo. Sin embargo, sigue la misericordia del robot, y me proporciona una segunda oportunidad.
La aprovecho y repito mi distrito postal. Y, entonces, el robot pierde la paciencia y me cuelga. El dinero que nos da la UE para el SEPE sólo sirve para que las compañías telefónicas engrosen su facturación con llamadas inútiles, que sólo sirven para engrosar lo que pagarás al mes que viene por usar el teléfono.
¿De quién depende el SEPE? De la Excelentísima Señora, Doña Yolanda Díaz Pérez, la aspirante a Pasionaria del Ferrol, según ingenioso bautismo de Jorge Bustos. Con una diferencia: por muchos errores que cometiera Dolores Ibárruri, fui testigo de la dignidad con la que bajó las escaleras, desde su escaño del Congreso de los Diputados, para formar parte de la mesa de edad en la Transición. Nada que ver con esta gritona demagoga, que quiere hacernos creer que trabajando menos horas seremos más ricos.
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