Implosión en el PSdeG

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El PSdeG ha sido y es un partido convulso, difícil de manejar, quizá por su propio origen como suma de personas de ideologías y procedencias distintas y donde a lo largo de los años se ha propiciado la antropofagia ritual de sus líderes. Durante mucho tiempo estuvo dirigido en la sombra por Paco Váquez, hoy fuera del PSOE, quien solo cuando no le quedó otro remedio dio el paso para convertirse en el secretario general. Pero descartando ser candidato a la Xunta por cuanto suponía dejar la alcaldía de Coruña, que tenía más que atada. Así fueron pasando líderes de trapo y uno tras otro liquidado hasta que llegó Touriño, a quien su carácter imposible arruinó. Y fue de nuevo breve. El último de la fila hasta el momento es Besteiro, quien ya pasó por el trago de unas elecciones con el peor resultado del PSdeG, empeñado en seguir haciendo mayor el agujero. Los sondeos más recientes insisten en que cada vez están más lejos del BNG. Para alegría del PP, que ha mostrado una enorme solidez incluso en los peores momentos, cuando Fraga se tuvo que retirar: entonces organizó un congreso abierto con cuatro candidatos de donde salió Feijó. Y de Feijóo, Rueda. En cuanto a BNG, mantiene su disciplina con la bota de hierro de la Vieja U, que es la que mandó, manda y mandará, con su doctrina estalinista tapizada por una ligera manta de colores para no asustar a sus votantes.

El PSdeG está en plena implosión, no es la primera, pero quizá sí la última, acelerada por su sumisión al delirio sanchista. Se dice que la alcaldesa de Coruña estaría dispuesta a hacer con el timón apartando a Besteiro, que se ha quedado sin el poco crédito que tenía tras estallar la Diputación de Lugo, que es la suya, la que tiene más cerca y controla. Quizá sea cierto o quizá se trata de la enésima maniobra de distracción.

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