Galicia, siguiendo los pasos de Cataluña y Euskadi en Ciencia de Excelencia
La “Ciencia de Excelencia” es un gran reflejo del nivel científico de un país o una región. Un país con centros y científicos “excelentes”, con toda seguridad tiene una ciencia base robusta, y una buena financiación basal que la soporta. Y viceversa, un sistema científico saludable y bien financiado, suele tener también altos indicadores en Ciencia de Excelencia (por ejemplo “grants” del European Research Council -ERCs-, centros de excelencia Severo Ochoa o María de Maeztu -SOMA- o un buen número de científicos “altamente citados” -“highly cited authors”-). Hasta ahora, en España, solo hay dos regiones apostando de verdad y compitiendo a alto nivel en “Ciencia de Excelencia”: Cataluña, que durante más de dos décadas tiene una política decidida y sostenida de apoyo a sus centros Cerca y atracción de talento a través del programa ICREA (impulsada en la época de Jordi Puyol cuando hizo consejero al Prof. Mas-Colell) y Euskadi, donde desde el comienzo de la democracia todos los lendakaris apostaron por una potente política de innovación. Hoy Euskadi compite con Cataluña con su programa Ikerbasque y sus centros Gune. En ambas regiones, sus políticos han mantenido a lo largo de los años un apoyo decidido por la ciencia de excelencia que se traduce en inversiones importantes en sus programas de atracción de talento, y en apoyo incondicional a sus centros de excelencia, a los que dotan de forma suficiente económicamente y permiten una libertad científica y económica que no existe en otras regiones. El resultado es espectacular y hace que lideren (en relación con su PIB) todos los indicadores de excelencia.
Desde hace unos años, Galicia, ha decidido entrar a jugar en esta liga. Copiando instrumentos que han funcionado en Cataluña y Euskadi para la atracción de talento, fomentando la creación de centros de excelencia, y creando instrumentos propios, como plan de choque, como el programa Oportunius, que pretende atraer a Galicia investigadores de alto nivel con una ERC. Esta inteligente política está empezando a dar sus frutos y Galicia empieza a despuntar. El programa gallego de centros de excelencia CIGUS, ya tiene un catálogo de 10 centros, dos de los cuales ya han conseguido el sello María de Maeztu. Y en estos momentos están preparando un programa parecido al ICREA (Fundación Galtia) donde se va hacer una inversión proporcional a la que se hace en Cataluña y Euskadi.
En ciencia “tanto pones, tanto tienes”, por lo que pronto veremos los resultados en Galicia. Y no hay nada más inteligente que invertir en Ciencia. El informe oficial del programa ICREA del año 2016 reporta un retorno directo de 3 euros por cada euro invertido. Cada investigador ICREA genera, en promedio, 4 veces su coste anual en fondos competitivos (especialmente europeos). En el periodo evaluado (16 años) se crearon 20 spin-offs que recaudaron 85 millones de euros de inversión. El impacto indirecto es también espectacular: por cada ICREA se generan 6,3 empleos en su entorno. Todo esto sin contar el impacto en la innovación regional. Y este éxito se basa, esencialmente, en una selección de personas basada en el mejor talento, unas condiciones salariales y de fondos de arranque atractivas, autonomía científica y flexibilidad en la gestión. La fórmula está inventada y funciona. ¿Puede haber mejor inversión?
En Galicia han abierto los ojos y se está actuando en la buena dirección. Y detrás de Galicia están apareciendo Valencia y Andalucía. Pero una recomendación, cuando una formula funciona, hay que copiarla en su totalidad: política sostenida en el tiempo, financiación sostenida y creciente acorde con el éxito de los programas y firmeza en mantener las claves de éxito, evitando que las ideas felices del político de turno modifiquen los aspectos claves de los programas. Y una vez que algo funcione bien, no tocarlo. Enhorabuena al Gobierno de Galicia, han encontrado el buen camino.
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