Galicia ante su nueva frontera tecnológica

Publicado: 01 dic 2025 - 12:45 Actualizado: 01 dic 2025 - 13:37

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El sur de Galicia está ante una oportunidad histórica: convertir su sólida base industrial en un ecosistema de innovación capaz de competir con los polos tecnológicos más avanzados de Europa.

El futuro de Galicia no se decidirá en los despachos de Madrid ni en los consejos de administración de Bruselas. Se jugará aquí, en la capacidad para innovar, para transformar lo que ya tenemos en algo mejor, más competitivo y más sostenible. El sur de Galicia, con su tradición industrial, su talento y su vocación exportadora, tiene ante sí una de esas oportunidades que se presentan una vez por generación.

Durante décadas, esta región ha sabido construir prosperidad a partir de sectores como la automoción, la pesca o el textil. Pero el contexto global ha cambiado. Las reglas del juego ya no se escriben solo con costes y producción, sino con conocimiento, digitalización y sostenibilidad. Quien no se adapte, quedará atrás. Y quien logre combinar experiencia industrial con innovación tecnológica, liderará.

De tradición a industria inteligente

La fortaleza de Galicia no está en partir de cero, sino en su capacidad para reinventar lo que ya sabe hacer. En la automoción, la transición hacia el vehículo eléctrico y autónomo exige integrar inteligencia artificial, robótica y energías limpias. En la pesca, la trazabilidad digital, la biotecnología marina y la gestión inteligente de recursos pueden garantizar sostenibilidad y competitividad. Y en el textil, la digitalización, la producción circular y el diseño basado en datos abren la puerta a nuevos mercados globales.

La clave no está solo en modernizar sectores, sino en crear puentes entre la industria tradicional y los nuevos sectores emergentes. Esa intersección —donde se encuentran la experiencia y la tecnología— es donde se genera el verdadero valor añadido. Galicia tiene la ventaja de contar con empresas que ya han demostrado resiliencia y capacidad de adaptación, pero necesita acelerar su proceso de transformación para no quedarse atrás.

Vigo y el salto a la fotónica

La próxima planta de semiconductores fotónicos en Vigo simboliza un cambio de época. No es simplemente una fábrica: es una puerta de entrada a la economía del futuro. Si Galicia sabe acompañar esta inversión con políticas activas de innovación, puede atraer empresas tecnológicas, centros de I+D y talento internacional. La región tiene las condiciones para convertirse en un laboratorio natural donde probar soluciones aplicadas a la transición energética, la movilidad inteligente o la industria 4.0.

La llegada de este tipo de proyectos no debe verse como una excepción, sino como el inicio de una nueva etapa. Galicia debe aspirar a ser reconocida como un territorio de excelencia tecnológica, un punto de encuentro entre la industria tradicional y las tecnologías disruptivas. La clave está en conectar a los actores: empresas, universidades, centros tecnológicos y administraciones. Solo así se crea un ecosistema innovador sostenible en el tiempo.

Innovar con propósito

Pero no debemos olvidar algo esencial: la innovación solo tiene sentido si mejora la vida de las personas y protege el entorno que habitamos. Galicia no necesita imitar a Silicon Valley. Puede ser algo distinto: un modelo europeo donde la tecnología y la sostenibilidad convivan con la identidad local y el talento humano. La innovación con propósito —aquella que combina progreso económico con responsabilidad social— es la que nos permitirá mirar al futuro con confianza.

El sur de Galicia tiene los ingredientes: conocimiento, talento, cultura de esfuerzo y una conexión única con el territorio. Ahora le toca a la política, la empresa y la sociedad civil convertir esa energía en acción. Porque el futuro no se predice: se construye. Y Galicia, si decide apostar por la innovación, tiene todo para construirlo.

Liderazgo desde la periferia

Durante demasiado tiempo se ha asumido que el progreso tecnológico debía venir de los grandes centros económicos. Pero la historia demuestra que la innovación florece en los márgenes, donde la necesidad se convierte en ingenio. Galicia tiene la oportunidad de demostrar que el liderazgo no depende del tamaño ni de la centralidad, sino de la visión y la determinación.

Convertirse en un polo de innovación no requiere copiar modelos ajenos, sino reinterpretarlos. La fortaleza de Galicia reside en su resiliencia, en su capacidad de adaptarse a los cambios sin renunciar a su identidad. Esa combinación —tradición y modernidad— es la fórmula ganadora del siglo XXI.

Educación, talento y oportunidad

Ninguna transformación es posible sin capital humano. Por eso, el gran reto de Galicia no está solo en atraer empresas, sino en formar a las personas que las harán posible. Las universidades gallegas tienen una oportunidad histórica de convertirse en nodos de transferencia tecnológica y emprendimiento. Deben enseñar no solo a programar o diseñar, sino a pensar de manera crítica, creativa y global.

La formación profesional también debe jugar un papel clave. En la nueva economía tecnológica, el conocimiento práctico es tan valioso como el académico. Los institutos tecnológicos y los centros de innovación deben trabajar mano a mano con la industria para anticipar las necesidades del mercado y formar a las nuevas generaciones en competencias digitales, energéticas y medioambientales.

Alianzas público-privadas

Ninguna región ha alcanzado un liderazgo tecnológico sin colaboración. La inversión pública crea las condiciones, pero es el sector privado quien transforma esas condiciones en crecimiento real. Galicia necesita una estrategia integrada que vincule industria, energía, educación, innovación y sostenibilidad.

Las políticas públicas deben ser predecibles, transparentes y orientadas a resultados. Solo así se construye un entorno de confianza que atrae inversión. Las empresas, por su parte, deben asumir su responsabilidad social y ambiental. No se trata de filantropía, sino de estrategia: la sostenibilidad es hoy una ventaja competitiva.

La revolución verde

La transición ecológica no es un obstáculo, es el nuevo motor de la economía. Galicia, con su potencial en energía eólica marina, hidrógeno verde, biomasa y economía azul, está llamada a ser protagonista. Si sabe integrar estos recursos con tecnología, podrá atraer inversión internacional y generar empleo de calidad.

Laboratorio de transición energética

Si hay una región que puede convertirse en referencia europea en transición energética, esa es Galicia. Posee recursos naturales abundantes, una red industrial sólida y un ecosistema universitario adaptable. Pero lo más importante: tiene el tamaño adecuado para experimentar. Galicia puede ser un laboratorio donde se prueben políticas, tecnologías y modelos de negocio sostenibles.

Emprendimiento e innovación social

La nueva economía gallega no se construirá solo desde las grandes corporaciones, sino desde los emprendedores que se atrevan a imaginar soluciones distintas. Las startups tecnológicas pueden ser el motor de esa transformación, pero necesitan ecosistemas que las acompañen: incubadoras, fondos, redes de mentores y acceso a mercados internacionales.

La identidad gallega como activo

En un mundo globalizado, la autenticidad se convierte en ventaja competitiva. Galicia no necesita renunciar a su identidad para ser tecnológica. Puede hacer de su cultura, su creatividad y su relación con el territorio un valor diferencial. Las marcas gallegas que triunfan lo hacen porque transmiten autenticidad, calidad y sostenibilidad. Esos valores pueden ser la base de la nueva economía digital gallega.

Circular, colaborativa y conectada

El futuro no pertenece a las economías lineales que extraen y desechan, sino a las circulares que reutilizan y regeneran. Galicia, con su base industrial diversificada, puede ser pionera en modelos circulares aplicados a la automoción, la pesca o el textil. Pero la circularidad no es solo medioambiental: también es social. Significa generar valor local, fortalecer cadenas de suministro y promover la colaboración entre empresas grandes y pequeñas.

El liderazgo gallego en Europa

Europa necesita ejemplos regionales que demuestren que la transición digital y ecológica puede ser fuente de prosperidad. Galicia puede ser uno de esos ejemplos. Para lograrlo, debe actuar con ambición continental. La integración en redes europeas de innovación y la cooperación con Portugal deben ser pilares de su estrategia. El eje atlántico puede consolidarse como un corredor tecnológico y verde de referencia.

Construir el futuro desde la acción

El futuro de Galicia no depende del azar, sino de la visión que tengamos hoy. Depende de la capacidad de imaginar una región que no solo reaccione al cambio, sino que lo lidere. Ese viento hoy sopla hacia la innovación tecnológica, la sostenibilidad y la colaboración. Galicia tiene el talento, la experiencia y la energía para navegarlo. Pero debe hacerlo con determinación, con visión a largo plazo y con la convicción de que el progreso no se mide solo en cifras, sino en bienestar y cohesión.

El sur de Galicia tiene ante sí una oportunidad irrepetible: ser el epicentro de una transformación que inspire al resto del país. No se trata de imaginar el futuro, sino de construirlo. Y hacerlo desde aquí, con acento gallego, con innovación, con propósito y con orgullo.

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