Una Euro con acento galego

Llegar a Zúrich, la tierra de nacimiento de Ricardo Rodríguez, ese lateral zurdo con familia de Crecente y del Celta que sigue manteniendo sus raíces pontevedresas, aunque haya representado a Suiza en grandes eventos internacionales. Encontrarse, en el aeropuerto, a un ourensano hijo de emigrantes trabajando allí es una bonita casualidad. Si en la recepción del hotel, nada más llegar, nos atiende Tatiana, hija de emigrantes vigueses retornados a Teis y con restaurante en A Guía, pues ya pasa de casualidad. Pero es que, si en el segundo sitio al que vas a comer es un local con mesas de Estrella Galicia que oferta pementos de Herbón y polbo á feira, te das cuenta que los 42.000 gallegos, de primera y segunda generación, que viven en Suiza se hacen notar en Zúrich, Lausanne o Basilea.

Otro gallego, de Ribadumia, Rafael Louzán, celebraba en los vestuarios del Leitzgrund Arena de Zúrich el pase de España a su primera final de Eurocopa. Feliz, sonriente y ya más relajado y expresivo después de tener que mantener las formas en el palco entre el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier; el ministro Bolaños y sus jefes de la UEFA.

Suiza está siendo un ejemplo de organización, con estadios llenos, sin incidente alguno y con las selecciones hablando maravillas de lo fácil y bien organizado que está. Un ejemplo para que Vigo tome nota, por si finalmente es sede del Mundial 2030. El impacto económico es notable con hoteles y ciudades plagadas de turistas, pero sin contratiempos. Ni en estadios ni en las ‘fan zones’.

La selección de Montse Tomé sigue con su receta de fútbol alegre, valiente, técnico y atractivo, que tanto está gustando en España -con audiencias de récord- y fuera también. Falta nuestra Tere Abilleira que, aún lesionada, vino a animar en cuartos y repetirá en la final. España cuenta con dos cracks coleccionistas de balones en oro como Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, que son un espectáculo. También con la mejor mediocentro del mundo, Patri Guijarro, y con una portera brutal como Cata Coll. Todas juegan en el Barça. Crecieron y se hicieron grandes, hasta este último año, bajo la dirección del de Matamá: Jonatan Giráldez.

Louzán sueña con su primer título después de perder la final de la Nations masculina contra Portugal. Ha prometido en “El Larguero” que hará un tramo del Camiño de Santiago si España gana la Eurocopa. No está mal tirado después de celebrar como los 42.000 galegos de Suiza el Día del Apóstol y jugar el domingo la final en el Sant Jakobs Park de Basilea. Una Suiza con acento galego a la que también contribuimos humildemente Diego Fonseca, redactor de El País, y un servidor.