Un discurso moral cualquiera

Publicado: 21 ago 2025 - 01:15

No hay día en el que no aparezca por televisión, un fulano o una fulana arrimándonos un discurso con acento fiscalizador, apelando a una autoridad moral que nadie les ha otorgado y al que encontrar verdadero e indiscutibles en tan difícil como encontrar una aguja en un pajar, sobre todo en los tiempos que vivimos. Es muy posible que esa fortaleza moral y esa autoridad ética indiscutible pudiera darse sin asomo de impostura hace algunos años en un ámbito política de más peso específico, pero hoy brilla por su ausencia entre los representantes de los partidos e instituciones, razón por la que otros colectivos igualmente dudosos se han tomado la responsabilidad de expansión de argumentos éticos aunque uno se pregunta quien los ha investido de la autoridad necesaria para asumir este papel. Actores, cantantes, periodistas e incluso espontáneos varios sin cualificación alguna, se unen sin el menor rubor a la ya poblada prédica de gobernadores y opositores, para darnos clases de comportamiento al resto de los ciudadanos, usando espacios televisivos, citas sociales, estrenos peliculeros, premios literarios y otros actos por el estilo para llenarnos de consejos, expresarse ideológicamente. O mejor, abroncarnos abiertamente a los demás como si los demás fuéramos mala gente capaz de liarla por aviesa intención, falta de criterio o por ser sin más acémilas sin formación que en terrenos de política no sabe hacer la O con un canuto.

Últimamente todo el mundo siente la necesidad de acusar a los demás de incapacidad, cerrazón, deshonestidad o incultura en materia de opinión, y francamente, estoy hasta la coronilla de que todo el que tiene un micro o una cámara cercana expanda consejos o nos abronque directamente por no hacer lo que ellos desean que se haga. En verdad y por ejemplo, las tertulias televisivas en esos programas con formato de variedades interminables que tanto éxito tienen en las televisiones norteamericanas y que se alargan toda la mañana o toda la tarde me tienen de los nervios. Casi me contento con escoger por mí mismo y ver un buen western que me apasionan, o una vieja película de miedo. Todo antes de aguantar a Nuria Roca y Juan del Val darme consejos de urbanidad, orientación política y comportamiento. A otro perro con eses hueso.

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