Las dejaciones del alcalde de Nigrán
Nigrán, uno de los municipios más turísticos de Galicia que llega hasta duplicar su población en verano, cuenta con unas playas espectaculares, aunque paradójicamente ninguna de ellas cuenta con la distinción de bandera azul, que premia la excelencia de las mismas, por decisión personal e incomprensible de su alcalde, el socialista Juan González. O quizá no tanto. Habría dos posibles explicaciones: una, que considere que las banderas azules carecen de toda importancia para la promoción del municipio, lo que no es así en ningún caso y demostraría pura ignorancia; y segunda, que se trata de una clara dejación sus funciones y de las de su gobierno municipal. Y esto encaja perfectamente con la batería de actuaciones/omisiones desde el ayuntamiento nigranés en la gestión municipal. Sin banderas azules no hay que preocuparse por mantener el cuidado, limpieza y servicios que exige la organización que otorga los distintivos, como accesos o vigilancia, entre otros. Mucho más fácil a costa de perder imagen y no velar por los intereses de vecinos y visitantes, practicando con sobresaliente la pasividad, dejadez y buenismo ignorante como método de gestión.
Con la dejadez municipal y el incumplimiento de obligaciones por parte del Concello de Nigrán y su alcalde se puede construir una larga lista que abarca prácticamente todos los ámbitos y que en los meses de julio y agosto se acentúa y amplía precisamente por el fuerte incremento de la población estacionaria. Si durante el resto del año hay visibles carencias en ámbitos que van desde la recogida de residuos hasta la ordenación de los centros urbanos, en verano todo se dispara en negativo. Las quejas por el mal funcionamiento o directamente la falta total de servicio de limpieza en las calles son continuas. Este problema se ha cronificado por sucesivos conflictos sobre el servicio municipal y de nuevo, gracias a la omisión de los deberes desde la Alcaldía, definitivamente se agrava en verano. En un recorrido por las vías urbanas de Nigrán, se puede constatar que en buena parte del municipio la recogida de restos es mínima y en otras incluso llega a cero debido al contrato con la concesionaria, donde anteriores alcaldes decidieron abaratar el coste y dejaron fuera a numerosas vías. De esto hace hace casi siete años y el actual regidor, que va por su segundo mandato, no ha hecho nada para resolverlo. No solo sigue igual sino que no hay perspectivas de arreglo mientras los vecinos siguen pagando sus impuestos sin tener un servicio eficiente.
En cuanto a las zonas de playas, tanto en Panxón como en Patos y Playa América, lo más llamativo es la sorprendente y absoluta libertad de campismo salvaje de las autocaravanas, llegando a contar en algunos momentos con hasta una veintena de vehículos vivienda en el párking habilitado, a los que hay que sumar otros innumerables “motor home” desparramados por todas las calles y encajados en cualquier esquina, aparcando durante días como si se tratara de un cámping urbano desplegando mesas y sillas hasta invadir la calzada, sin que el alcalde, el gobierno municipal ni la Policía Local actúe. Con total impunidad, ocupan plazas de parking y con ello dan una mala imagen al municipio, justo cuando llegan miles de personas de todas partes a pasar el día o a ocupar algunas de las viviendas que en verano se completan. Lo mismo pasa en Monteferro, donde hay tiendas de campaña montadas en un espacio único y protegido, invadido por vehículos y autocaravanas, y zonas como la del monumento a los caídos en el mar llenas de basura y suciedad. De nuevo, con inacción municipal. Todo vale en la política de buenismo de Juan González.
Y grave también es lo que sucede en la costa, más allá de su descenso de categoría al no haber optado a banderas azules. Playa América ha ido perdiendo arena en los últimos años por el efecto de los temporales y el gobierno municipal no ha acometido ninguna acción para recuperarla. La arena se va, pero no se draga la bahía para devolverla a la playa que de esta forma se va achicando más y más, y cuando sube la marea sólo queda una estrecha franja de arenal llena de escombros donde se apiñan los bañistas. El Concello no ha acometido ninguna actuación al respecto ni se ha preocupado ni intervenido ante Costas para que tome medidas y poder revertir la situación que matenga el arenal en las mejores condiciones. Como resultado, una playa que empeora poco a poco. Y para colmo, a las ocho en punto de la tarde, con la playa abarrotada de bañistas, la megafonía anuncia que los socorristas se van: se aplica el horario funcionarial y el Concello se lava las manos de cualquier situación de emergencia que pueda ocurrir entre las miles de personas que allí siguen hasta el anochecer. Una irresponsabilidad total.
Y es que la zona del litoral nigranés, la más poblada y visitada, y donde se recaudan más impuestos, es curiosamente la más castigada por el alcalde que, pese a gestionar un cuantioso presupuesto, se vuelca en acciones menores como asfaltar pistas del interior del municipio buscando el populismo y la rentabilidad electoral, al igual que hace con algunas de sus iniciativas sociales de dudosa efectivad pero buscando cultivar su imagen.
No ayudan otras circunstancias para la zona litoral como es la ubicación del centro de salud de Panxón, en plena zona dunar de Gaifar. Un error en su día de Xunta y Concello que en la época veraniega se convierte en castigo para los pacientes, que tienen que “pelear” para acceder al mismo con los numerosos usuarios de la zona de la playa, como para estos últimos, que ven como se incrementa el colapso y caos de la zona.
En este ambiente de dejación por parte del alcalde como máximo responsable en Nigrán, se une la ausencia de proyectos de verano, y lo único que abundan son espectáculos de ruido y más ruido ya desde el Entroido que van desde el dudoso gusto a lo puramente hortera. Y si tampoco se actúa ante los ruidos, no puede sorprender que en el entorno playero, a menudo sucio y falto de servicios, los chiringuitos estén rodeados de una alfombra de suciedad de todo tipo, en un espacio por el que pasan miles de personas y que no se limpia en todo el verano, acumulando basura y más basura.
De esta forma, la joya turística de Nigrán se deprecia ante miles de veraneantes, que no aciertan a comprender tal dejación de las acciones municipales mínimas para con sus vecinos y visitantes.
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