En Davos bajo cero

Publicado: 24 ene 2025 - 02:00

No parece otra cosa sino que el presidente del Gobierno esté asomado a la ventana esperando cualquier posibilidad aunque sea nimia para salir corriendo y dejar atrás este país metido en un saco de grillos muchos de los cuales son competencia ineludible del que está deseando marcharse. Pero si bien en la mayoría de las ocasiones las ausencias pueden definirse tranquilamente como fugas, en esta ocasión el tema no parece menor. Se ha ido a Davos, ese rincón de la geografía suiza que reúne todos los años a lo más granado de la inteligencia mundial por razones que desconozco. Que los líderes planetarios elijan una elitista aldea de los Grisones en el mes de enero para mangonear, con temperaturas abiertamente bajo cero, caminando por senderos en cuyas orillas se amontona hasta medio metro de nieve, no parece otra cosa que un supremo esfuerzo por ser más chuli que nadie y convertirse a sí mismos en escogidos modelos para exhibir ropa aunque esa es una opinión que se le pasa por la cabeza a un viejo periodista como yo que solo conoce de Suiza algunos aeropuertos y no se ha calzado unos esquís en su vida. Por tanto, su opinión les importa a todos los citados una mierda, más o menos lo que les importa a los poderosos de verdad la presencia de Sánchez, que acude a Davos de meritorio y vistiendo anorak de fabricación española como ya se empeñaron en resaltar los medios afines en la edición pasada. El caso es que Sánchez ha viajado a Davos con su corte y ha dejado en la garita a Santos Cerdá que no es cargo electo alguno pero que es el que peregrina a Waterloo cada dos por tres y manda mucho.

De hecho, este viaje al ombligo del poder en el que se estrenaba Trump en su segundo advenimiento, ha coincidido con la entrega de los diplomas a los nuevos jueces y juezas que en número de 189 se otorgaban ayer en Barcelona con la presencia del rey, obligado a alternar con un ministro Bolaños que se va de la lengua más de lo que debe y sobre todo, con un fiscal general cuestionado y empeñado en mantener una situación imposible, y al que se le ha puesto un cara de imbécil desde que se ha desatado la tempestad y `parece como si le colocaran artificialmente la sonrisa. Mientras, bajo cero, Sánchez ha dicho lo de de “Siniestro”. ¿Cuándo se come aquí? No le harán ni caso, pero cenar se cena estupendamente.

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