Los cuernos de Agatha Christie

Publicado: 23 ago 2015 - 01:58

Pues, mire, dilecta leyente, la noticia de que gente del País Valenciá pretendía conseguir, como parte de su boicot a Israel, la cancelación de la actuación del cantante judío Matisyahu, que al parecer condicionaban a que firmase una declaración reconociendo el derecho a un Estado palestino, me recuerda, en el sentido más épico, la leyenda medieval del juramento de Santa Gadea del rey Alfonso VI, a instancias del Cid, conforme no había participado en el asesinato de su hermano; y en el aspecto mafioso me recuerda la película "Uno de los nuestros", que viene a decir que solo tienen derechos los que son de su misma cuerda. ¡Y estos son los que van de adalides de las libertades… y presumiendo de laicos! ¿Sabrán estos "pailanes", que el laicismo implica la no discriminación por razones religiosas? Pero yo de lo que quería hablar es del 125 aniversario de la considerada la "Dama del Crimen".

Tenía Agatha Christie una imaginación desbordante, y el sagaz detective que había inventado, Hércules Poirot, lo descubría todo, pero parece que no se enteró de que a su creadora le estaban poniendo los cuernos. ¿Y cómo reaccionó aquélla? De la forma menos glamorosa: Huyendo despavorida "de la escena del crimen", para ocultarse en un balneario con otro nombre, lamiéndose, cual felino escobado, las heridas, mientras medio mundo, intrigado por su misteriosa desaparición, la buscaba. ¡Qué decepción! Dadas sus enigmáticas dotes podía haber convertido su venganza en un crimen perfecto, literariamente hablando, como el que describe en "Asesinato en el Orient Express", por ejemplo, en cuyo ferrocarril había anteriormente viajado, lo que le debió servir de inspiración. Sin embargo, parece que el Casanova de altos vuelos (era piloto de aviación) murió de muerte natural, tras disfrutar de un tórrido romance con su bella secretaria. Y es que ya lo dice el refrán: "En caso del herrero, cuchillo de palo". Porque en el caso del escritor, salvo que seas Vargas Llosa, se suele vivir en un mundo de ficción y a veces se olvida la realidad del presente, en ocasiones como una forma de evadirse mentalmente de un mundo que no gusta, como pudo ser el caso, hasta que la cornada te entra por la femoral y te sale por la carótida.

Permítame, dilecta, que le recuerde que en nuestro país, hasta 1.978, eran delito tanto el adulterio como en amancebamiento y se castigaban con el talego. Con una diferencia, mientras el adulterio era un delito instantáneo que se consumaba en el momento de la acción carnal (cabía la tentativa, "dar comienzo" y la frustración, o sea el "gatillazo", digo yo, y también el delito imposible, supongo), con el amancebamiento el legislador era más benévolo y solo castigaba al casado que tuviera "manceba", lo que llamaríamos "amante, querida o barragana", dentro de la casa conyugal o fuera de ella, siempre que en este caso fuera de manera notoria (digamos que escandalosa para los sentimientos morales de la época). Pero es que hasta 1.963 el código autorizaba al marido engañado a dar matarile a los adúlteros. Y no era España el único país europeo que concedía tal "privilegio de sangre"; claro que nunca se llegó al punto de la lapidación.

Un pormenorizado estudio de nuestra legislación, quizás sirva para explicar, que no justificar, lo que ocurre en la actualidad con la mal llamada "violencia de género". Pero eso será en otro lugar y momento.

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