Fernando Ramos
La manipulación política de la denuncia contra Suárez
Menos mal que la presencia del verano en su momento de primer esplendor ha conseguido enmudecer aunque sea temporalmente, la inútil y repetitiva matraca política que ha convertido esta legislatura en la más estéril, infructuosa y lamentable de todas las legislaciones vividas hasta hora, en la madre de las peores legislaturas de nuestra larga y no siempre fecunda historia. Este último tramo de un periodo vergonzoso y destinado a figurar en los libros como un ejemplo vívido y docente de todo lo que no hay que hacer en materia de actividad parlamentaria, ha dado sus últimos estertores con pinceladas que acreditan la precariedad de su existencia tanto como la indignidad de su trascurso. Los avatares de la política han ido muriendo con el descabellado manifiesto político firmado por la compañía de la ceja y un grupo de leales que se han sumado a la idea, produciendo una suerte de efecto contrario al deseado que ha terminado floreciendo en las plataformas sociales, y una bronca entre Bolaños y Robles por la dación o no de los secretos oficiales que parece haber puesto el punto y aparte competente para evitarle más sustos al presidente, eses señor que ha tomado el olivo para quitarse de en medio inventado un nuevo viaje de Estado esta vez a la Latinoamérica que le es ideológicamente más próxima y que le servirá para cambiar la corbata por las bermudas y marcharse de vacaciones a La Mareta como todos los años, donde a los naturales se les erizan los pelos con su presencia porque un viaje de Sánchez monta un poyo que ni les cuento, y una estancia veraniega es ya una traca con fuegos artificiales.
Robles y Bolaños han terminado por entrar en conflicto y en esta confrontación va a haber vencidos y vencedores. A la vista de la situación y el papel que desarrollan uno y otro, lo más normal es que triunfe Bolaños, que la ministra de Defensa era una “pájara” para Sánchez y no se quitaba ni para dormir el uniforme. Con estos dos hitos con cierto significado, se cierran las puertas del conflicto político y se tira la llave al mar hasta que baje la marea. Eso sí, Cerdán seguirá veraneando en Soto del Real que es un sitio sin costa.
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