Ahora resulta que Juan Carlos I es un ciudadano incólume y hasta ejemplar
Ahora que los portaestandartes de Juan Carlos I se han lanzado al ruedo al reivindicar su figura, considerarlo libre de polvo y paja, reclaman su reposición a la situación anterior a su marcha temporal a Abu Dabi, incluida la paga, convendría repasar una serie de documentos y declaraciones oficiales de la Casa Real sobre el asunto de fondo. Cito: 1. 1. Comunicado de la Casa Real, anunciando que Juan Carlos comunica su voluntad de dejar de realizar funciones institucionales. 2. Criterios de actuación de los miembros de La Familia Real y de las actividades de la Casa de S.M. el Rey. 3. Código ético de regalos de la Casa Real. 4. Declaración de Felipe VI de renuncia a la herencia de su padre. 5. Carta de despedida de Juan Carlos I al comunicar su marcha de España. O sea, que parece que aquí ha pasado algo, aunque el fiscal Bertossa no haya sido capaz de demostrar que los 100 millones de dólares que el rey honorífico recibió del rey Fahd de Arabia Saudí eran una comisión por la concesión del AVE a la Meca. Ahora se dice que fue un regalo sin más. ¡Vaya regalo porque si!. ¿Y el detalle de enviar el dinero a una cuenta de una fundación en un paraíso fiscal, y la posterior donación no condicionada a su barragana la Corinna Larsen y siguiente reclamación de vuelta, incluida la implicación de los servicios de inteligencia españoles en lo que la interfecta consideró una intimidación? ¿Es normal todo como para que ahora nos vengan con borrón y cuenta nueva?
Nadie ha juzgado más severamente a Juan Carlos I que su propio hijo. O es que ya nos hemos olvidado del modo en que se vio obligado a reaccionar para salvar la Corona, ante el escandaloso comportamiento del rey honorífico. El domingo, 15 de marzo de 2020, la Casa Real hacia público un extenso comunicado para salir al paso de la revelación de que Felipe VI aparecía como beneficiario de las fundaciones Zagatka y Lucum, esta última investigada por la Fiscalía Anticorrupción por recibir supuestamente 100 millones de dólares de Arabia Saudí. De este modo, el actual monarca se desvinculaba de los negocios y trapacerías en el extranjero. ¿Y ahora qué?
Cabe recuperar ahora que, en el extenso comunicado, el Rey recordaba que, en su discurso de proclamación ante las Cortes Generales en 2014, ya subrayara que “la Corona debe preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente. En consonancia con estos principios, el Rey quiere que sea conocido públicamente que ha comunicado a su padre su decisión de renunciar a la herencia que personalmente le pudiera corresponder, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona”.
Tras haber retirado el ducado de Mallorca a su hermana Cristina, Felipe separaba de facto a su padre de la familia real al retirarle la asignación mensual que, pese a haber dejado de ejercer funciones institucionales, seguía percibiendo y que ahora, sus partidarios piden que se le devuelva. Cabe recordar que, en su intento de separarse de los negocios y enredos de su padre, la Casa Real aseguró entonces que Felipe VI desconocía “totalmente y a día de hoy su supuesta designación como beneficiario de la Fundación Zagatka”, propiedad de Álvaro de Orleans, primo de Juan Carlos I, a quien pagó numerosos vuelos en aviones privados, asunto que, para escapar del delito fiscal, y gracias a ser previamente avisado, obligó a Juan Carlos a regularizar sus deudas con la Hacienda Pública.Ahora, dado que el fiscal Bertossa ha tenido que archivar la causa abierta en Suiza hace tres años por el fiscal Yves Bertossa sobre los 65 millones de euros que recibiera Juan Carlos el 8 de agosto de 2008, depositados en una cuenta secreta en el banco Mirabaud & Cie, ya se saca optimistas conclusiones, como si la vida de Juan Carlos, que pedía ejemplaridad, haya sido efectivamente ejemplar. Porque fuera regalo o comisión, no lo declaró a Hacienda y lo trasegó por paraísos fiscales con la ayuda de sus testaferros suizos. Pero es que en ese trasiego de “regalos” hay que sumar otros, por lo menos conocidos.
Como la Casa Real anuncio en su día de que tenía la seguridad que los asuntos de Juan Carlos no iban a suponerle quebranto penal o civil alguno, y pese a la prórroga de seis meses de las investigaciones abiertas por la fiscalía española es evidente que el caso se va a cerrar de modo favorable al rey emérito. Queda por saber en qué parará la demanda civil que su antigua amante presento en Londres por acoso, espionaje, daños morales, desprestigio profesional y otros daños, por lo que, entre otras cosas, exige ser indemnizada. La pretensión de que, en todo caso, el rey abdicado y ahora apartad de la Casa Real en funciones y sueldo, se considerado inmune parece algo controvertido. En todo caso, si volviera a España, ¿le repondrían el sueldo, volvería a la Zarzuela, Felipe V daría marcha atrás en su renuncia a la herencia?
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