Opinión

Directivos de transición como solución

Las épocas de crisis e incertidumbre económica provocan que muchas compañías tengan que abordar procesos de transformación que siempre llevan aparejados cambios organizativos y de estrategia de negocio.

Son cambios que es necesario definir e implantar a través de profesionales polivalentes y con perfiles diversos -dirección general, dirección de proyectos, de operaciones, de marketing, de ventas, etc.- y que, sin ningún tipo de duda, deben contar con capacidad de liderazgo, amplia experiencia en gestión de cambio o crisis, visión estratégica y una clara orientación a resultados.

En muchos casos, las empresas no disponen de directivos con la veteranía suficiente para gestionar estos cambios o, simplemente, carecen del tiempo necesario, pues tienen que atender a sus responsabilidades del día a día. Por ello, la mejor de las soluciones es la contratación del interim management o directivo de transición, un fenómeno relativamente nuevo al que cada día se suman muchos exdirectivos.

Bajo este anglicismo se engloba a un conjunto de profesionales con dilatada experiencia en dirección y gestión, quienes, ante una situación de crisis o un proceso de cambio en una organización, se incorporan de forma externa a una empresa para llevar a cabo una misión ejecutiva concreta y específica, durante un tiempo determinado y con objetivos definidos. La sustitución temporal de un cargo directivo, la profesionalización de una startup, el desarrollo de nuevos negocios o mercados o la gestión de un cambio organizativo sustancial son algunas de las misiones para las que sería de gran utilidad el interim manager.

Puede sonar a algo nuevo o revolucionario, pero este servicio está muy extendido en los países anglosajones y en España va ganando adeptos poco a poco.

Las capacidades del interim manager van mucho más allá de una labor de asesoría o consultoría. Es imprescindible que tenga experiencia como directivo, que haya liderado equipos de trabajo y que se implique con el resultado final del proyecto. De hecho, en muchas ocasiones, una parte relevante de sus honorarios están vinculados a los resultados.
La contratación de un interim manager tiene notables ventajas para el empresario: la solvencia, al incorporar a la empresa a un profesional con contrastada experiencia; la temporalidad, ya que se le vincula a la empresa solo durante la realización de su cometido profesional; la efectividad, puesto que trabajar por objetivos conlleva una implicación a fondo con el proyecto; la eficiencia, dado que la experiencia del profesional le permite actuar con agilidad y flexibilidad en las tareas. Otras de sus ventajas son la complementariedad, pues el interim manager se integra en el equipo directivo de la empresa, lo que hace que aumente su valor; y la independencia, una ventaja fundamental, porque siendo alguien externo -sin los «vicios» que suelen adquirir los directivos de la empresa- puede tomar decisiones objetivas.
Por todo ello, es el momento idóneo para el interim management, una herramienta muy útil que permite orientar y guiar a un gran número de empresas que están sufriendo consecuencias negativas en esta crisis, lo que las obliga a asumir decisiones drásticas y trascendentes.

ANDRÉS ALONSO SEISDEDOS

Vocal Junta Directiva Asociación Interim Management España y Asociado Improven.

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