Año judicial

Publicado: 11 sep 2025 - 01:20

El año judicial es un concepto aislado y concreto del Estado de Derecho que tiene infinitas interpretaciones en el tribunal de la opinión pública y publicada. Para empezar, existe únicamente el fundamento unitario de un año, en este caso 2025, de 365 días cuando no es bisiesto, que pone en el escaparate mediático las ficciones de una democracia manejada por los hilos del poder como una marioneta dócil y obediente.

Hay años deportivos, políticos, económicos, empresariales, internacionales, religiosos, etc, porque los años se adaptan a las necesidades de la conveniencia puntual de cada momento. Y como hemos comprobado estos últimos días, también hay un año judicial que empieza en septiembre, cuando ya se ha cumplido un 70 por ciento de lo que dura.

Durante mucho tiempo, el año judicial ha pasado sin pena ni gloria por los registros de una sociedad distraída en la cuesta de septiembre, todavía impactada por el regreso al tajo con la merma de la política, el miedo al paro, la búsqueda desesperada de iniciativa de Pedro con Israel y Gaza o la guillotina de la hipoteca preparada para cortar la cabeza del ciudadano endeudado por el sistema. Pero este año judicial ha estado precedido de un enredo político y jurídico de tal magnitud que me imagino yo mi pueblo gallego natal paralizado ante la preocupación trascendental para la vida diaria porque el fiscal general y su ministro de (in)justicia tuvieron la osadía de parapetarse tras el rey para arengar al personal con la maravillosa política judicial de este Gobierno y lo malísimos que son algunos jueces empeñados en amargarle las uvas a Pedro por investigar a Begoña, David, Ábalos, Cerdán, Koldo y el propio fiscal del borrado, que se sentará próximamente en el banquillo. La agitación llegó a tal emoción, que se criticó más la ausencia del líder de la oposición que del presidente del Gobierno, que se fue de viaje a León ya que el Falcon la petó mientras huía a la cumbre de Paris sobre Ucrania y tuvo que darse la vuelta pese a su persecución del título de estadista mundial.

Y ahí sigue García Ortiz, imputado por revelación de secretos del novio de Ayuso, el fiscal sanchista conocido en Galicia por su activismo igual que Conde-Pumpido. Pero no nos engañemos: el verdadero año judicial empezaba con todos los casos antes descritos y terminará igualmente pese a las cortinas de humo, las críticas a los jueces y la apostólica cruzada antisemita del socialcomunismo. En la Vuelta Ciclista a España, cabecillas vinculados a ETA montaron una buena a costa de Gaza. También en Galicia se lio parda y accidentada. El objetivo era expulsar al equipo israelí, que es como si en otros tiempos hubiéramos pedido que el Athletic y la Real Sociedad no jugaran en la Liga española por el terrorismo etarra o no corrieran la vuelta los equipos vascos. En fin, el año judicial ha arrancado agitado como el curso político, aunque esta vez promete ser extremadamente virulento. La pregunta es: ¿Estarán el próximo año judicial Sánchez, Bolaños y García Ortiz? ¿O el año judicial habrá concluido entonces para el sanchismo tras las infinitas peripecias de Pedro y su pandilla?

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