Vivir entre cientos de moscas: “Es una auténtica pesadilla”
El Concello de Tomiño contrata a la Universidad de Vigo para comprobar ‘in situ’ el estado de los abonos en el campo y la proliferación de estos insectos que invaden las casas. Los afectados se concentrarán el día 5 de octubre
La invasión de moscas que padecen desde hace años varias parroquias de Tomiño trae a sus habitantes desesperados. Tienen convocada una concentración para el 5 de octubre a las 11 de la mañana en el recinto de fiestas de Carregal y el Concello va a poner en marcha en los próximos días un estudio con la Universidad de Vigo con visitas a explotaciones ganaderas y agrarias para comprobar el estado de los abonos. También lanzará una encuesta online para los vecinos, que están desesperados. “Es un sinvivir, una auténtica pesadilla", indica Jose Muradás, vecino de Amorín, uno de los afectados.“Te vienen a la cara, las pisas al caminar y si hay comida de por medio ya ni digamos”. “Y eso que ahora estamos en una buena época porque no hay muchas, va por temporadas, puede haber dos o tres episodios fuertes en todo el año, pero a diario conviven con nosotros, lo que pasa es que ya nos acostumbramos". “Vamos a seguir protestando hasta que nos den una solución porque yo no me quiero ir de aquí, estoy encantando con Tomiño, pero no podemos continuar así".
Entre 2019 y 2020 hubo los primeros episodios. “Se detectó un crecimiento masivo de estos insectos y ahí ya contactamos con la Universidad para determinar qué especie era. Es la mosca común, la doméstica, que no provoca enfermedades, pero entra en las casas y es muy molesto”, indica la concejala de Medio Ambiente, Ana Belén Casaleiro.
¿Por qué hay tantas moscas en Tomiño?
Atendiendo a los estudios científicos realizados, son varios los factores. Por una parte, las malas prácticas con el uso del estiércol en algunas granjas, explotaciones agrarias y de cultivos, a lo que se suma la gran humedad que hay aquí por la proximidad del Miño, el aumento de las altas temperaturas por el cambio climático y la destrucción del bosque autoctóno. “Es la tormenta perfecta, todo esto favorece que haya una eclosión de estos insectos, aunque no es correcto hablar de plaga. En todo caso, entendemos la preocupación porque afecta psicológicamente y también a la economía , como el impacto en la hostelería", relata la edil sobre un episodio virulento que hubo el pasado mes de agosto.
“Es un boom poblacional desproporcionado”, precisa Salustiano Mato, catedrático de Zoología de la Universidad de Vigo que argumenta que “la explosión de moscas es tan gigantesca porque es una zona en la que hoy en día ya no hay invierno (por el cambio climático) y la materia orgánica es un caldo de cultivo perfecto”, explica acerca del “mal uso por parte de algunas personas a la hora de tratar el estiércol. “Si lo echas sin compostar, tienes plaga garantizada”. “Les estamos aconsejando formas de abonado más adecuadas, hay agricultores que ya lo están haciendo y el número de episodios disminuyó, pero aún hay trabajo por hacer”. “Es cierto que es una zona muy sensible por el impacto del cambio climático y que se perdió mucha masa forestal, así que hacer actuaciones a favor de la biodiversidad mejoraría la situación a largo plazo”.
El Concello constituyó una mesa de trabajo con los vecinos de Amorín y Forcadela, dos de las parroquias más afectadas, en la que también participan las comunidades de montes y de aguas y explotaciones agrícolas. En los próximos días va a poner en marcha una encuesta online con los vecinos para atender sus peticiones y resolver dudas y los técnicos de la Uvigo, a través del Departamento de Ecología y Biología Animal, van a empezar a realizar visitas personalizadas a granjas y explotaciones agrarias para hacer propuestas de mejora de actuación.
La Xunta realizó el año pasado varias inspecciones en explotaciones de aves de corral y los veterinarios dejaron constancia de “que no se detectó presencia significativa de insectos ni había acumulación de estiércol”. “En otras zonas donde hay una actividad ganadera mayor no existe ese problema”, indica la Consellería de Medio Rural, que asegura no tener ninguna otra competencia sobre esta materia.
“Mi casa es un búnker”
Jose y Naomi compraron una casa en la parroquia tomiñesa de Amorín hace unos años “muy ilusionados por vivir en el campo” y nunca pensaron en tener que enfrentarse “a esta pesadilla”. “Soñamos con las moscas, es una impotencia muy grande, ya no podemos hacer comidas en el exterior. Las puertas tienen que estar cerradas, instalamos mosquiteras en todas las ventanas y rejillas porque se meten por todos lados, por el extractor de la cocina, la chimenea y el tubo del calentador. La casa es un búnker”, cuentan los jóvenes, que ya no viven sin el spray antimosquitos, por si las moscas.
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