Ocho siglos de la catedral de Tui
Efeméride en la Diócesis
La Diócesis y el concello de Tui iniciaron los encuentros para desarrollar un ambicioso programa con el que conmemorar los ocho siglos desde la consagración de la sede episcopal dentro de doce meses. Correrá paralelo al inicio de la tramitación para la canonización de San Telmo y a la inauguración del museo
“La fiesta de dedicación de la catedral es de interés para toda la diócesis porque establece un vínculo de unidad entre todas las comunidades cristianas; al ser la sede propia del obispo no solo crea una unidad en torno a su persona, sino ante lo que significa Cristo y su magisterio desde su cátedra, de ahí el nombre de Catedral”. El deán de Tui-Vigo, José Diéguez, explicó así la celebración que tuvo lugar el pasado lunes, al cumplirse los 799 años de la consagración del templo tudense.
Sin embargo, este año la fecha tiene mayor significado si cabe, ya que marca el inicio de la cuenta atrás para los ocho siglos de ejercicio catedralicio. Desde las oficinas del obispado confirmaron que monseñor Antonio Valín, ya mantuvo los primeros encuentros con el alcalde de Tui para elaborar un programa acorde a la efeméride. Aunque la diócesis tiene dos sedes, Tui y Vigo, la histórica se encuentra en la localidad fronteriza, que además acoge la catedral, ya que la viguesa tiene categoría de basílica-concatedral.
Su construcción, que se inició en 1120, fue finalizada en 1180, en pleno románico, pero actuaciones posteriores modificaron elementos como la fachada principal, ahora gótica, que coincidió con la consagración del templo por Esteban Egea el 1 de diciembre de 1225. El conjunto es considerado Bien de Interés Cultural desde 1931. Su carácter de fortaleza se corresponde con los templos de frontera. La puesta en valor de este patrimonio y su promoción son los objetivos que persiguen los actos del año de los ocho siglos que comenzarán en doce meses.
Dos acontecimientos también importantes coincidirán en el tiempo con este aniversario: por un lado, la inauguración de TUDE, el nuevo museo de la catedral que unirá el hasta ahora catedralicio y el diocesano con un nuevo concepto, y por otro, el proceso de canonización de San Telmo, patrón de la diócesis, cuyos restos se custodian desde el relicario tudense.
La devoción a San Telmo y la historia de la catedral transcurren en paralelo, ya que falleció en 1246 y fue enterrado en este mismo templo que había sido dedicado solo 21 años antes. “Es uno de los santos que tienen culto inmemorial desde el primer momento desde su muerte. El obispo Lucas le cede la sepultura que había construido para sí, lo que indica la importancia que tenía en la comunidad y el reconocimiento de su santidad, poco después comenzaron los milagros”, afirma el deán, que rechaza el dicho popular ‘San Telmo, ni santo, ni Telmo’.
Se le conoció como San Pedro González, dominico nacido en Palencia, que fue destinado desde el convento de Santiago para evangelizar lo que hoy corresponde al sur de la provincia de Pontevedra. Falleció en Tui. Su devoción se extendió con las misiones evangelizadoras de los dominicos en América y se convirtió en patrón de la gente del mar (en España fue sustituido por la Virgen del Carmen a comienzos del siglo XX). Ese vínculo con los navegantes creo confusión con san Erasmo de Formia (Sanct' Elmo), venerado en Italia como patrón de los marineros.
Resulta chocante, al denominarse santo que se inicie ahora su proceso de canonización, en el que Tui-Vigo colabora con la diócesis de Palencia y la orden dominica. Sin embargo, José Diéguez justifica esta situación afirmando que “la santidad consiste en la perfección que uno adquiere en vida, la Iglesia no hace santos, solo declara la santidad”. Y es precisamente esa declaración oficial lo que le falta al patrono de Tui. Es un trámite que vendría a poner el colofón a la programación por los 800 años de la catedral, aunque el deán advierte que puede tardar más. “Tiene que ir a la Santa Sede y valorar según las normas recogidas en las causas de santo. A nivel práctico no supondría una gran variación para la diócesis, pero sí es un reconocimiento importante, San Telmo tiene un culto universal, propio de los santos, por eso queremos que aparezca con este valor”. Actualmente, para la Iglesia, San Telmo es un beato, un cristiano ejemplar que genera una devoción que no pasaría de nivel local, algo que no se corresponde con la realidad.
Las alusiones a San Telmo son numerosas en distintos puntos de la catedral. “La tumba original estaba en el primer tramo la nave central, justo antes perteneciente al muro del coro pétreo tardogótico, el primero que hubo y que se situó antes del altar”, apuntó Santiago Vega, delegado episcopal de Patrimonio y Arte Sacra, y director del museo de la catedral. Sus restos fueron trasladados después a una capilla del Cristo de la Agonia para finalmente, en el siglo XVIII, colocarlos en el relicario.
El actual coro de madera, rodeando el altar mayor, está presidido por la Virgen y el santoral griego, junto a San Telmo y San Teotoño, el primer santo portugués, con capilla en Valença. “La eurocidade a ambos lados del Miño ya existía desde la Edad Media, las dos localidades pertenecían a la misma diócesis”, apuntó José Diéguez, recordando el óleo de ambos santos que luce en la sacristía. Los respaldos reproducen la vida del santo, de la que destacan escenas como su caída del caballo que representó su cambio de vida, tomando los hábitos de monje, el momento de confesión al rey Fernando III o su fallecimiento en la posada de Tui, donde ahora se levanta la capilla bajo su advocación.
En una de las vitrinas del museo catedralicio se expone el barco y portavelas de plata que se sacan en la procesión el día de su festividad, el segundo lunes después de Pascua.
Una joya de orfebrería, uno de los tres relicarios de Galicia
El cráneo, el hábito, el bastón y la correa se encuentran custodiados en distintos departamentos del relicario de Tui, uno de los únicos tres que hay en Galicia, junto al de la catedral de Santiago de Compostela y al del monasterio de Lorenzana. “Hace muchos años que no se abre, está así determinado para evitar su deterioro, quedan muy pocos huesos, por lo que ya hay pocas posibilidades de compartir sus reliquias”, afirma el deán, señalando el que el último se le mandó a Boston, para el santuario que el cardenal O'Malley dedicó a las profesiones, donde San Telmo preside la de los navegantes.
Además, el relicario conserva más restos en 61departamentos. “Era un signo de importancia para las sedes episcopales, querían ser el recordatorio de vidas ejemplares”, indica Diéguez. Las últimas incorporaciones fueron la beata portuguesa madre María Clara, fundadora de las hospitaleirosas; el hermano salesiano Salvador, natural de la diócesis, muerto por su fe en el 1936 y desde Córdoba llegó una reliquia de San Juan de Ávila, patrón del clero secular español. Junto a los del propio San Telmo, los más antiguos corresponden a restos de San Pelayo, un martir natural de Crecente, enviados desde el monasterio benedictino de Oviedo o el cuerpo del San Clemento fue donado por la familia de un obispo. De San Inocencio, San Castro y San Liberato también se conserva sus cráneos. Hay otras reliquias que se atribuyen a San José o a Santa Ana.
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