Donald Trump vira la política exterior hacia el “poder duro”

La nueva estrategia estadounidense combinará la diplomacia comercial y la seguridad militar

Donald Trump, ayer con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en el sorteo del Mundial.
Donald Trump, ayer con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en el sorteo del Mundial. | EP

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada ayer por la Casa Blanca se marca como objetivo prioritario la “restauración de la predominancia” de EE.UU. en Occidente; una defensa sin paliativos de la descripción de la Doctrina Monroe que el presidente norteamericano proclamó esta semana: “El pueblo estadounidense, y no los países extranjeros, ni las instituciones globalistas, será quien controle su propio destino en nuestro hemisferio”.

Estados Unidos, a grandes rasgos, habla de una restitución de todas sus herramientas de “poder duro” (económico y militar) para conseguir este objetivo. El documento deja claro que Estados Unidos debe “reconsiderar” su presencia militar en el hemisferio mientras “priorizará su diplomacia comercial” a través de “las poderosas herramientas que son los aranceles y los acuerdos comerciales recíprocos”.

Washington resume su estrategia en dos términos: “Expandir y alistar”. “Alistaremos a nuestros aliados en el hemisferio para controlar la migración, detener el tráfico de drogas y fortalecer la estabilidad y la seguridad terrestre y marítima. Nos expandiremos cultivando y fortaleciendo nuevos socios, a la vez que reforzamos el atractivo de nuestra nación como socio económico y de seguridad predilecto del hemisferio”, señala el texto.

China

Aunque el documento otorga un peso primordial al hemisferio occidental, también aborda la nueva estrategia de EEUU en el Indo-Pacífico, Oriente Próximo y África, a través de una iniciativa para “reequilibrar la relación económica con China”, la estabilización de la situación de seguridad en el caso del segundo escenario y la transición, en el caso africano, desde una relación centrada en la entrega de ayuda “y la difusión de ideas liberales” en el continente, hacia una enfocada al comercio y la economía.

Reajuste

El “reajuste” militar anunciado por Estados Unidos tiene como principal objetivo “abordar las amenazas urgentes” que representan “el tráfico de drogas y la migración ilegal o no deseada”. Como viene haciendo desde hace meses, Estados Unidos seguirá recurriendo “despliegues específicos para asegurar la frontera y derrotar a los cárteles, incluyendo, cuando sea necesario, el uso de fuerza letal para reemplazar la fallida estrategia de aplicación exclusiva de la ley de las últimas décadas”. Aunque Estados Unidos ve “difícil revertir cierta influencia extranjera” en Latinoamérica, también ve una oportunidad en gobiernos que no están ideológicamente alineados con estas potencias, sino que basan su relación en términos económicos que Washington podría mejorar, usando la economía como arma para presentar una alianza más ventajosa.

En lo que a Europa se refiere, Estados Unidos considera que “algunos responsables europeos” están exhibiendo “expectativas poco realistas” sobre la guerra en Ucrania y ve prioritario el restablecimiento de las relaciones estratégicas con Rusia.

El documento avanza que Oriente Próximo no es una preocupación

El marcado cariz económico del documento se ve perfectamente reflejado en el apartado dedicado a las nuevas líneas de actuación en el Indo-Pacífico. A la “reequilibrada” relación con China, Estados Unidos propone un “enfoque sólido y continuo en la disuasión para prevenir la guerra” en la región, sin mencionar ni a Taiwán ni a las numerosas disputas territoriales entre los países que se reparten esas aguas, China entre ellos.

“Este enfoque combinado puede convertirse en un círculo virtuoso, ya que una fuerte disuasión estadounidense abre espacio para una acción económica más disciplinada, que genera mayores recursos estadounidenses para mantener la disuasión a largo plazo y menos obstáculos regulatorios”, ha indicado.

En lo que concierne a Oriente Próximo, Estados Unidos ve una situación “menos problemática de lo que los titulares dan a entender”. Según Washington, Irán ha quedado “debilitado” tras la ofensiva conjunta estadounidense-israelí de este pasado verano, los líderes del movimiento palestino Hamás “también están en situación de debilidad o han desaparecido” y el “problema potencial” que representa Siria puede desaparecer con la colaboración de Israel, Turquía y aliados árabes.

Estados Unidos anuncia que “el dominio de Oriente Próximo en la política exterior estadounidense, tanto en la planificación a largo plazo como en la ejecución diaria, ha terminado” porque “ya no es la constante fuente de irritación y potencial escenario de catástrofe”.

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