Rueda marca el rumbo: "Galleguismo conciliador e inconformista"

Tras 13 años como lugarteniente de Alberto Núñez Feijóo, Alfonso Rueda Valenzuela (Pontevedra, 1968) tiene desde el mediodía de ayer la responsabilidad de guiar el futuro de Galicia durante, al menos, los dos próximos años. A las 12,08 horas, tomaba posesión como presidente de la Xunta tras jurar el cargo sobre el estatuto, después de que el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, leyese el decreto de nombramiento.

En un acto en el Salón dos Reis del Pazo do Hórreo en el que estuvo arropado por medio millar de personas -entre ellas su predecesor Feijóo; la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz; varios dirigentes autonómicos o presidentes de diputaciones y alcaldes-, Rueda abre una nueva etapa en la Comunidad al convertirse en el sexto presidente de su historia, consciente de que lo que vivirá a partir de ahora será muy diferente a lo que ha experimentado hasta ahora pese a su responsabilidad en el Ejecutivo.

“Nestes anos, preocupeime un pouco menos da relevancia pública e un pouco máis de intentar axudar ó presidente Feijóo nunha tarefa moi difícil. Son perfectamente consciente de que estiven na sala de máquinas e tamén do que me toca agora, subir á ponte de mando”, destacó Rueda durante su discurso de toma de posesión, en el que no faltaron guiños al pasado, pero en el que también empezó a querer marcar un perfil propio.

“Aprecio e reivindico o noso pasado, o inmenso esforzo dos que nos precederon por construír unha Galicia mellor. Durante a miña traxectoria tiven a fortuna de aprender moito, con luces e sombras. Pero diríxome ós galegos, e así o farei sempre, libre de hipotecas”, subrayó el nuevo presidente de la Xunta.

Mensajes

Rueda cambió el gallego por el español para reivindicar una España unida. “Galicia contribuirá con lealtad al fortalecimiento de España y del proyecto común europeo. Jamás nos esconderemos en la pluralidad para ahondar en la disgregación, al contrario. Y frente a quienes tengan la tentación de aprovechar los resortes del Estado para desgastar las instituciones, comenzandopor la de Su Majestad el Rey Felipe VI”, afirmó justo antes de reivindicar el “autogoberno” como clave para la evolución de la Comunidad.

“Fai posible que Galicia despregue potencialidades que permanecían aletargadas. O espertar ó que chama o noso himno prodúcese definitivamente coa autonomía. Os galegos convertémonos en donos do noso destino”, añadió el presidente de la Xunta.

Pinceladas

Consciente de que lo importante empieza hoy, Rueda deslizó también cuáles serán su hoja de ruta y sus objetivos como el máximo responsable del Gobierno autonómivo, “unha andaina que empezo animado por un galeguismo conciliador e conformista e na que teimarei por ser digno deste pobo”. En este sentido, no se espera una revolución con el cambio de presidente.

“O difícil contexto social e económico fai que guiarse desde a estabilidade sexa máis unha obriga que unha simple opción. Gobernar desde a moderación é o mellor antídoto contra a intransixencia, as divisións estériles ou a polarización que lastran a convivencia noutros lugares, que non en Galicia afortunadamente. Teño, por tanto, a determinación de preservar Galicia das tendencias de ruptura. Imos seguir avanzando unidos por esta senda de progreso tranquilo, por esta normalidade excepcional que xa convertemos na nosa bandeira”, indicó Rueda, pidiendo también “axuda de todos para esa tarefa” y avisando sobre el peligro de mensajes populistas.

“Creo nunha comunidade que se manteña a salvo da miopía do localismo e a fragmentación que, co ariete de supostos agravios, carga contra a casa común que tanto nos custou e nos está costando construír”, dijo.

La receta para estos propósitos, según finalizó, será “un inmenso compromiso de traballo, todo o meu esforzo e todo o meu empeño”. La era Rueda ya está en marcha.