Sánchez impulsa el fin del cambio de hora en la UE: "Ya no tiene sentido"

El Gobierno de España propondrá este lunes en el Consejo de Energía de la Unión Europea eliminar el cambio de hora estacional, argumentando que apenas genera ahorro energético y que incluso afecta negativamente a la salud y al bienestar de los ciudadanos.

Así lo anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un video publicado en X, recordando que esta semana se realizará el cambio al horario de invierno y criticando que “francamente”, no tiene sentido adelantar y retrasar las agujas del reloj dos veces al año.

Sánchez subrayó que, según encuestas, la mayoría de españoles y europeos están en contra de esta práctica, y que la evidencia científica confirma que no ahorra energía y altera los ritmos biológicos. Por ello, España planteará esta cuestión en el Consejo de Transporte, Telecomunicaciones y Energía (TTE) de la UE, apoyándose en la votación del Parlamento Europeo de 2019 que recomendó acabar con el cambio horario en 2026.

Fuentes de Moncloa destacaron tres argumentos clave: el respaldo mayoritario de la ciudadanía, la falta de evidencia de ahorro energético significativo y los efectos negativos sobre la salud. Añaden que esta medida permitiría a Europa adaptarse a los tiempos actuales y enviar un mensaje de coherencia y bienestar.

El cambio de hora comenzó en 1980 para aprovechar más la luz y armonizar el mercado común europeo, pero el Gobierno español considera que, casi medio siglo después, esta medida ha quedado obsoleta. Actualmente, la UE mantiene un calendario de cambios hasta 2026, tras el último aprobado en el BOE el 11 de marzo de 2022.

En 2018, la Comisión Europea propuso eliminar la medida y consultar a los ciudadanos, obteniendo un amplio respaldo: el 84% de los europeos y el 66% de los españoles apoyaron su fin. Sin embargo, los Estados miembros aún no han acordado una posición común para implementar la medida de manera coordinada.

España lidera ahora la iniciativa, defendiendo que eliminar el cambio de hora será una señal de que Europa escucha a sus ciudadanos y adapta la legislación a la evidencia científica y al bienestar social.