La Universidad de Santiago defiende el cambio de hora para cambiar de estación

El estudio analiza cuál es el mejor momento para arrancar la jornada según la variación del amanecer

Relojes analógicos de diferentes estilos juntos y marcando diferentes horas.
Relojes analógicos de diferentes estilos juntos y marcando diferentes horas.

Los profesores de la Universidad de Sevilla y Santiago de Compostela José María Martín Olalla y Jorge Mira analizan cuál es la mejor hora para arrancar la jornada en vista de la variación de la hora de amanecer, “que se observa por encima de los 30 grados de latitud”. En su estudio abarcan los fundamentos fisiológico y sociales de la práctica del cambio estacional de la hora y revisan su impacto en la salud. Este análisis toma como ejemplo las ciudades de Bogotá y Nueva York, situadas sobre el mismo meridiano, pero a diferente latitud, para señalar que en invierno el amanecer se retrasa una hora y media en la segunda ciudad. “Esto retrasa la vida en Nueva York durante el invierno, pero en primavera el retraso del amanecer ha desaparecido y la actividad puede iniciarse antes. El cambio de hora de primavera facilita esa adaptación”, señaló Jorge Mira.

El estudio recoge diversos ejemplos, actuales y pasados, de sociedades con actividad retrasada en invierno y adelantada en verano, en línea con el papel sincronizador de la luz matinal para el organismo. “Las sociedades modernas tienen varios mecanismos de sincronización. El cambio de hora es otro mecanismo sincronizador, que adapta la actividad humana a la estación correspondiente”, ha señalado Martín-Olalla.

Los autores indican que el primer fin de semana de abril y el primer fin de semana de octubre serían los más adecuados para el cambio de hora. El estudio revisa el impacto del cambio estacional de hora en la salud humana considerando dos tipos de efectos: los asociados con el cambio en sí, y los asociados con el periodo de vigencia de la hora de verano.

Impacto débil

Para el primer caso, los autores señalan que los estudios publicados no han analizado epidemiológicamente el problema y que los indicios sugieren que el impacto es muy débil. “Un estudio muy completo en Estados Unidos reporta un 5% de aumento en accidentes de tráfico en la semana posterior al cambio de primavera, pero soslaya que de un año a otro los accidentes de tráficos semanales fluctúan un 15%. El cambio de hora tiene un impacto, pero es muy débil en comparación con los otros factores que influyen en el problema”, ha señalado Mira.

En el segundo caso, los autores señalan que la polémica actual parte de una interpretación errónea del cambio estacional de la hora. Según Martín-Olalla y Mira, el cambio de hora no es un salto de zona horaria, ni hace que la población viva ajustada al sol de otro lugar, ni que su ritmo de vida se vea desalineado respecto del sol. “En 1810 las Cortes de Cádiz ya hacían este tipo de adaptación estacional y no había husos horarios ni nada del estilo. Simplemente la vida social se reorganiza porque la duración del día en verano permite hacer rutinas matinales a horas que no son bienvenidas durante el invierno”, destacó Martín-Olalla.

El triunfo del cambio

Mira y Martín-Olalla criticaron con dureza los estudios que reportan efectos a largo plazo en el cambio estacional de la hora y que lo asocian con incremento del riesgo de cáncer, pérdida de sueño u obesidad. Señalan que estos estudios analizan y reportan los efectos de tener una hora común en una zona horaria de Estados Unidos o de Rusia, pero no dicen nada sobre el cambio estacional de la hora.

El estudio termina analizando por qué el cambio de hora triunfó en el siglo XX y qué dificultades enfrentan ahora las asociaciones médicas cuando pretenden eliminar la práctica y adoptar la hora de invierno permanente. Señalan que el efecto principal de la medida fue el aumento de las horas de luz en primavera y verano. Por contra, la eliminación se enfrenta a un dilema de difícil solución: adelantar la hora de entrada al trabajo cuando más se retrasa el amanecer o retrasar la hora de entrada al trabajo cuando más se adelanta el amanecer.

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