El aniversario del 1-O evidencia la división de los secesionistas

La concentración independentista congregó a unas 11.000 personas, según la Guardia Urbana

ÁLEX CUBERO

Publicado: 02 oct 2022 - 01:14

Cabecera de la manifestación que recorió las calles de Barcelona.
Cabecera de la manifestación que recorió las calles de Barcelona.

Abucheos a ERC y Òmnium, la voz rota de Carme Forcadell, ovaciones a Carles Puigdemont, los gritos de dimisión al Govern: como si fuera un termómetro de su estado de ánimo, la concentración por el quinto aniversario del 1 de octubre, que reunión a unas 11.000 personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, plasmó una vez más la brecha en el seno del independentismo. La conmemoración de los cinco años del referéndum del 1-O fue la culminación a una semana de terremoto político en Cataluña, que dejó al Govern de Pere Aragonès pendiendo de un hilo, con la coalición entre ERC y JxCat al borde de la ruptura.

A diferencia de la Diada del 11S, cuando el presidente Pere Aragonès y ERC rehusaron asistir a la manifestación de la Asamblea Nacional Catalana, en esta ocasión los republicanos y varios consejeros de ese partido sí participaron, uniéndose a JxCat y las entidades convocantes como el Consejo de la República, la ANC, Òmnium o la Asociación de Municipios por la Independencia, entre otros. Pero la transversalidad sobre el papel no se evidenció en la realidad, que demostró la fractura en el independentismo: quien más lo comprobó-y sufrió- fue la expresidenta del Parlament y exlíder de la ANC Carme Forcadell, que protagonizaba la primera intervención de un largo acto que duró casi dos horas.

“Traidora”

Poco importó a muchos de los asistentes que Forcadell pasara más de tres años en la cárcel junto a otros líderes del “procés”. Los aplausos de una parte de ellos fueron tapados por los abucheos de muchos otros, que incluso fueron en aumento cuando hacía un llamamiento a una estrategia común soberanista. Se la pudo ver afectada y emocionada, hasta el punto de casi quebrársele la voz ante esos abucheos e incluso gritos de “traidora”. “Muchos de vosotros estáis enfadados. Y lo comprendo y comparto”, reconocía Forcadell.

Unidad parecía así la palabra tabú: lo comprobaron también Jordi Gaseni, presidente de la AMI, o Xavier Antich, líder de Òmnium, abroncados cuando hicieron llamamientos en esa línea; en contraste, el discurso de Dolors Feliu (ANC), crítica con el Ejecutivo catalán, fue ampliamente secundado.

Las diferencias también se vieron cuando el conductor del acto mencionó a los dirigentes en el “exilio”, momento en el que el aplausómetro se disparó de un extremo al otro. Si la secretaria general de ERC, Marta Rovira (huida de la justicia española en Suiza como una de las dirigentes que pilotaron la organización del 1-O) recibió silbidos sonoros, las ovaciones se desataron cuando se pronunció el nombre de Toni Comín y, sobre todo, Carles Puigdemont, ambos en Bélgica desde hace un lustro.

“¡Puigdemont, nuestro presidente!”, fueel cántico que se repitió en más ocasiones, compartiendo éxito con el de “Govern dimisión”, una de las proclamas más coreadas. Por eso era fácil de prever cuál sería el momento álgido de la tarde: cuando la imagen de Puigdemont apareció en la pantalla gigante, para protagonizar su discurso desde Waterloo, un clamor de “president, president” se fue extendiendo al unísono entre los miles de manifestantes. Ahí el aplausómetro implosionó del todo, casi tanto como la frágil salud de la unidad independentista.

Aragonès pide unidad mientras Puigdemont cuestiona al Govern

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, aprovechó ayer el quinto aniversario del 1-O para hacer un llamamiento a la unidad soberanista, en torno a su propuesta para lograr un referéndum pactado con el Estado e inspirado en un “acuerdo de claridad”, la llamada vía canadiense. Así lo planteó en un mensaje institucional emitido con motivo del quinto aniversario del 1 de octubre de 2017, en el que subraya que “la ilusión y la esperanza del 1-O aportan muchas lecciones y aprendizajes”.

“Hemos de volver a encontrarnos, volver a trabajar en positivo en aquello que nos une de forma incuestionable, en aquello que hoy aún despierta todo nuestro orgullo. Hemos de volver a unirnos a través del amplio consenso de que Cataluña debe decidir libremente, de forma colectiva y en paz, cuál debe ser el futuro político del país”, afirma.

Por su parte, el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont amenazó ayer a Aragonès al actual presidente catalán con desbordar al Govern si no avanza en el proceso independentista. En su intervención por vía telemática en el acto unitario del independentismo para conmemorar el 1-O, Puigdemont se mostró especialmente contundente con la línea marcada por Aragonès. Sin llegar a mencionarlo explícitamente en ningún momento de su discurso de un cuarto de hora, advirtió a Aragonès de que los votos que hoy le “permiten gobernar” en Cataluña “vienen de este desbordamiento democrático” que demostró el independentismo con el referéndum unilateral del 1-O.

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