Filología abrirá al público para su cuarto Certamen de Oratoria

El rector de la Universidad de Vigo debería leer a Julio César si tuviera que escoger a un autor de la Antigüedad. Este fue el resultado del Certamen Oratorium celebrado hace dos años, en el que los alumnos de Ciencias del Lenguaje y Estudios Literarios mostraron sus dotes oratorias para convencer en poco más de cinco minutos a un público heterogéneo, formado no solo por alumnos y profesores sino personas de la calle, desde amas de casa a farmacéuticos. Es una actividad de final de curso que nació hace tres años dentro de la asignatura de Retórica y que este curso cumplirá su cuarta edición. Fue una idea que nació con la última modificación del plan de estudios a propuesta de los profesores Fernando Romo, ya jubilado, que era profesor de Literatura española y especialista en retórica del Renacimiento, y del profesor de Latín y especialista en retórica de la literatura antigua, Francisco José Ledo. Ambos querían introducir una parte práctica como se había hecho en las universidades europeas hasta finales del siglo XIX. Además de las nociones teóricas, los alumnos realizan varias prácticas: redactan discursos y luego los leen, como exige la retórica. Toman ejemplos de los tratados antiguos de Retórica, situaciones insolubles, de tal forma que tienen que escribir a favor de una posición y la contraria y tratar de convencer con distintos argumentos. “No abordamos temas de actualidad porque hay posiciones reales y presión social. Nadie se va a sentir ofendido si alguien defiende que Aquiles debe ir o no a la guerra”, explica el profesor Ledo. A final de curso es cuando los alumnos presentan un discurso ante el público general y son valorados por un jurado. En otra edición tenían que elegir un único libro de la Humanidad para llevar a Marte, del que salieron múltiples propuestas desde la Odisea de Homero a las comedias de Plauto, Sófocles o Julio César.

Los alumnos aprenden a elaborar discursos, a defenderlos ante el público y comprueban que “es imposible contentar a todo el mundo”. La clave no es solo conocer bien la materia (“con esto solo no basta porque hay excelentes expertos que no saben transmitir”), hay que tener claro a qué público se van a dirigir y cómo hacer llegar el mensaje.