La UE constata el descenso progresivo del consumo de pescado de los españoles

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Un estudio refleja que en tan solo cinco años ha caído un 20%, una cifra alarmante para el sector pesquero que ve como se reduce su mercado nacional. No obstante, España sigue a la cabeza de Europa como el país que consume más pesca fresca

Una subasta de pescado celebrada en la lonja del puerto de Vigo.
Una subasta de pescado celebrada en la lonja del puerto de Vigo. | Vicente Alonso

La caída del consumo de pescado en España es una de las principales preocupaciones del sector pesquero, una situación alarmante que cada vez reflejan más las estadísticas oficiales. A principios de este año el Consejo Económico y Social de España alertaba de esta situación con datos de 2022, mientras que ahora el último Informe del Mercado Pesquero, elaborado por el Observatorio Europeo del Mercado de la Pesca y la Acuicultura, constata que la caída del pescado continuó agudizándose en 2023. A pesar de que España sigue siendo el mayor consumidor de productos pesqueros frescos de Europa, los datos apuntan a una caída significativa en el volumen de consumo en los hogares españoles.

En 2023, España consumió 477.316 toneladas de pescado fresco, lo que representa el 42% del volumen total de los 11 países estudiados en el informe. Sin embargo, este dato revela una caída del 2% en comparación con 2022. Este descenso es parte de una tendencia más amplia observada durante los últimos cinco años, donde el volumen total de pescado consumido disminuyó en casi un 20%.

El informe subraya que, aunque el gasto en productos pesqueros subió, debido al aumento de precios, el volumen de pescado consumido por los hogares españoles mantiene esta caída notable. Esta contradicción entre el valor y el volumen refleja el impacto de la inflación y la subida de precios de los productos pesqueros en el mercado, lo que provocó que muchos consumidores opten por reducir su consumo o elegir otras alternativas.

También destaca que, en términos generales, el precio del pescado fresco aumentó en toda la Unión Europea, lo que influyó directamente en los hábitos de consumo. En 2023, el precio medio por kilogramo de productos como la merluza alcanzó los 10,41 euros el kilo, un aumento del 7% respecto al año anterior. Estas subidas, combinado con una menor disponibilidad de ciertas especies debido a restricciones en las cuotas de pesca y la menor producción interna, provocó que muchos consumidores opten por reducir su compra de pescado o elegir alternativas más baratas.

La merluza, el salmón o la sardina, los más afectados

Entre las especies que han sufrido una caída significativa en su consumo, la merluza experimentó una significativa disminución en su consumo, pasando de 78.283 toneladas en 2019 a 50.144 toneladas en 2023, aunque en este último año la caída fue más moderada, del 5%. El consumo de salmón es errático, tras un fuerte descenso del 29% en 2022 debido a la inflación y la disminución de producción, subió en 2023 pero solo un 3% en volumen frente a un 14% en valor. Las sardinas también vieron una caída del 8% en volumen en 2023, aunque su precio subió un 7%. Por otro lado, el bacalao y la dorada experimentaron un aumento en su consumo del 11% y 4%, respectivamente. 

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