La transacción de fincas rústicas no llega al 1% en Vigo y provincia

Las transacciones de fincas rústicas en la provincia de Pontevedra el año pasado no alcanzaron ni el 1%. Según los datos facilitados por la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), en la provincia existen 2,4 millones de fincas rústicas, que tienen medio millón de propietarios y las transacciones alcanzaron las 8.500 fincas rústicas en 2022. En el primer semestre de 2023 van 3.124. Los datos demuestran la excesiva fragmentación, que continúa en el rural y el escaso movimiento.

Para el presidente de Fegein, Benito Iglesias, “se puede hablar de una oportunidad de negocio en las parcelas grandes para buscar rentabilidades y oportunidades reales de negocio” y también señala como “la gran asignatura pendiente de nuestro rural que no es otro que la concentración parcelaria”.

Según los datos de Fegein, el 72% de las fincas rústicas transmitidas en Galicia son por herencias, donaciones o permutas y sólo el 28% es compraventa. El sector forestal y agroganadero acaparan la mayoría de las compraventas.

A pesar de que desde la entrada en vigor de impuestos cero en el rural gallego, la compra y agrupación de fincas rústicas tienen una exención fiscal, el mercado no se ha animado y las transacciones apenas suponen una pequeña parte del total de fincas.

Así, ningún comprador tiene que abonar el tributo de transmisiones patrimoniales al adquirir una parcela rústica y el comprador está exento de pagar el impuesto de actos jurídicos documentados.

Para Benito Iglesias, “el reto de alimentar a la población europea y los cambios en los hábitos de consumo de la sociedad hacía una alimentación más sana son un potencial de inversión en el sector agroalimentario gallego, lo que fijaría población con empleos estables y de calidad en una Galicia vaciada".

Los datos de Fegein señalan que la mayoría de las fincas rústicas transmitidas en compraventa lo son por usos de caza, ganaderas, agrícolas o de recreo y ocio. También para complementar fincas. El perfil de vendedor habitual son herederos con interés por mantenerlas, por parte de muchos de ellos, reducido.

“Muchos ni siquiera saben su ubicación de localización o incluso que son poseedores de las mismas, al ser transmitidas muchas de ellas por hijuelas cuyo nombre del propietario catastralmente es de padres, abuelos o incluso bisabuelos, lo que complica mucho documentalmente los trámites de una compraventa”, precisa Iglesias Padrón.

Recuerda el presidente de la Federación Gallega de Empresas Inmobiliarias, que en el rural “sin empleo y trabajo local jamás se fijará población, por muchas bonificaciones fiscales que se creen”, aunque considera que hay una oportunidad de negocio en las parcelas grandes porque “fondos de inversión buscan grandes extensiones de terreno para su transformación en negocios relacionados con la explotación agrícola, ganadera, agroindustrial o de placas fotovoltaicas. Sobre todo a raíz de la crisis alimentaria que padecemos, por lo que podemos convertir el rural gallego en la gran despensa de calidad de España y la Unión Europea”.