La flota en Malvinas ya pescó 5.000 toneladas y espera seguir todo el mes de agosto
Mar
Mejoran biomasa y tamaño del calamar y los buques podrán continuar en el caladero al menos hasta el lunes
La flota en Malvinas, 16 congeladores de empresas mixtas con capital vigués y base en Beiramar, seguirá en el caladero al menos hasta el lunes y espera mantenerse al menos otra semana más, hasta final de mes, aunque la decisión es del Gobierno de las islas (Falkland para los británicos), con base en los estudios científicos. Todo parece conjugarse contra la flota viguesa: el mal tiempo en el inverno austral, en lo más profundo del Atlántico, donde las temperaturas son extremas, no ha permitido faenar durante los dos últimos días, quedándose los barcos a refugio para evitar problemas. Falkland permitió mantener la pesca hasta el lunes tras constatarse una mejora en la biomasa y en el tamaño del calamar loligo, endémico de la zona y el más apreciado en los mercados. Fuentes del sector señalaron que hasta ahora llevan unas 5.000 toneladas, muy lejos de las 50.000 de una campaña normal, pero un punto de esperanza tras los malos resultados de los primeros días, cuando se temió el cierre de la campaña de agosto por tercer año consecutivo.
La perspectiva con la que ahora trabaja la flota conformada por 16 buques es permanecer en la zona hasta finales de mes y luego estar a lo que diga el Gobierno de Malvinas. Lo que sí han podido constatar es que la biomasa (el total de calamar existente) ha crecido, aunque muy lejos de lo que sería un año normal. En principo, la campaña terminaría a finales de septiembre, pero a día de hoy resulta imposible.
De momento, los buques operan “día a día”, con sucesivas prórrogas tras el anuncio inicial de que se iba a cerrar por tercer año consecutivo el caladero para que se recupere. Las causas de la escasez de calamares continúan a debate, estando entre ellas el movimiento de las corrientes o cambios en la salinidad que afectan a la reproducción de la especie. Malvinas es una zona de pesca exclusiva para la flota viguesa (mixta con Falkland), lo que ha permitido que las compañías locales se hayan metido a fuertes inversiones para renovar los buques, siempre con la expectativa de la explotación en régimen de monopolio durante 20 años, un caso único. Pero a día de hoy, no hay garantías de nada. La primera campaña del año fue regular, en torno a las 40.000 toneladas, cuando ha habido ejercicios de 110.000 en la suma de ambos períodos. El año pasado y el anterior se suspendió la actividad en el invierno austral ante la falta de biomasa suficiente de loligo y para preservar el recurso.
Salvar la temporada
Fuentes del sector señalaron que con 10.000 toneladas podría al menos salvarse la segunda temporada, pero a día de hoy es una cuestión que solo depende de cómo evolucionen las cosas. La buena noticia es que tras un comienzo catastrófico, los congeladores han pescado con cierta regularidad, aunque apenas unas 300 toneladas por barco, muy lejos de las expectativas. Como ya advirtió este diario, la incertidumbre no solo afecta a la rentabilidad económica y a la amortización de las inversiones realizadas para renovar la flota durante los últimos años, sino también a la situación del mercado, con el temor de que una posible falta de este recurso derive el interés hacia otros mercados. “Cuando hay demanda de un producto y en origen no se cubre, se especula en la búsqueda de otros productos y nosotros estamos centralizados en el calamar de Malvinas”, apuntan. La preocupación no es menor para las empresas armadoras, vinculadas a grupos como Pescapuerta, Pereira, Wofco, Copemar o Chymar. El gasto en la construcción y mejora de los buques que faenan en estas aguas en los últimos años roza los 250 millones, con incorporaciones recientes como el “Argos Berbés” de Pereira, el “Prion” de Pescapuerta o el “Hadassa Bay” de Copemar.
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