Un vigués condujo a España al título de la Eurocopa

El piloto vigués Guillermo Davila no tenía ningún vuelo programado este sábado, pero se encontraba en “stand by”. Se trata de un término que utilizan las compañías aéreas para referirse a los profesionales que tienen una jornada de reserva, preparados para sustituir a cualquier compañero que lo necesitase o atender cualquier trayecto no previsto. Entonces, recibió una llamada desde Iberia. Iba a ser el encargado de pilotar el avión que llevaría a la selección española desde Stuttgart hasta Berlín, donde se proclamaron como campeones en la final de la Eurocopa.

Davila, de la parroquia de Valladares aunque ahora afincado en Madrid, reconoce que la noticia le llegó por sorpresa. Si bien había volado con personalidades públicas a bordo en anteriores ocasiones, llevar a la selección a la final de la Eurocopa era una experiencia y una responsabilidad nueva que llegó sin previo aviso, ya que “me llamaron esa misma mañana para hacer el vuelo, no sabía nada”. Su papel, aunque breve, fue necesario en la logística del equipo a las puertas de un partido clave que siguieron millones de personas.

El día comenzó temprano para el piloto vigués y su tripulación. Despegaron de Madrid con rumbo a Stuttgart, donde aterrizaron y esperaron pacientemente durante aproximadamente una hora y media a que el equipo llegara desde su hotel de concentración y embarcara en el avión.

A pesar de que el vuelo contaba con unos pasajeros especiales, en el trayecto tuvieron que hacer frente a contratiempos habituales para todos aquellos que están acostumbrados a viajar en avión. “Para salir de Stuttgart tuvimos que esperar con el equipo en el avión unos 20 minutos”, relata Davila. La causa fue la dificultad para encontrar un ‘slot’, es decir, las franjas que establecen desde el control aéreo para el aterrizaje o el despegue de los aviones, que escasean en los aeropuertos más concurridos y especialmente en los momentos de mayor tráfico. Según explica Davila, “es algo que afecta a todo el mundo, aunque seas la selección que va a jugar la final de una Eurocopa”.

El viaje también fue diferente. Davila cuenta como los controladores alemanes, al enterarse de quiénes eran los pasajeros, se dirigieron al piloto por la radio con un toque de camaradería internacional. “Nos iban deseando suerte para el partido por la frecuencia cuando nos pasaban con el siguiente controlador”, afirma.

El vuelo a Berlín fue “tranquilo y sin contratiempos”, durando apenas 45 minutos. “Al aterrizar les deseamos suerte al equipo para despedirnos”, comentó Davila, aunque relata que apenas pudo tener más trato directo con los jugadores que se hicieron con el trofeo tan solo un día después, al pasar todo el vuelo en la cabina.

Tras dejar a la selección en Berlín, Davila regresó con el avión y su tripulación a Madrid, donde pudo presenciar en la noche del domingo la final de la Eurocopa en la Plaza de Colón, rodeado de miles de aficionados que vivieron cada momento del partido en las pantallas gigantes instaladas para la ocasión. Con todo, no pudo quedarse durante la celebración “Me tuve que ir nada más terminar que me llamaron para volar al día siguiente”, añadió. Davila es piloto desde hace cinco años y primer oficial de Iberia desde hace cerca de un año. Si bien siempre quiso dedicarse a esta profesión, reconoce que nunca pensó que gracias a ello también colaboraría para que la selección española pudiese ganar su cuarta Eurocopa.