La pócima del mago vigués

Cuando en una plantilla no hay una sola estrella, sino varias. Cuando todas las jugadoras trabajan como las que más en las dos canastas. Cuando la idea de una cabeza es la misma que la de las 12 que llevan camiseta de asas. Entonces, solo entonces, es cuando se habla de un equipo con mayúsculas. Entonces, solo entonces, es cuando, probablemente, el factor diferencial sea el entrenador. Eso, exactamente, es la España de Miguel Méndez, que ayer superó la encerrona de Francia para meterse en su segunda final consecutiva donde, de nuevo, se las verá con la poderosísima Bélgica, que ayer eliminó a Italia con muchos más apuros de los previstos (64-66). Con el mago vigués en la banda, todo es posible.

Por el momento, la segunda medalla en un Eurobasket ya está en el bolsillo. Fácil, desde luego, no fue. Porque Francia, tan alta, tan fuerte, tan atlética, sacó partido a sus virtudes en la primera mitad. A España le costaba anotar. De hecho, las galas desactivaron a Raquel Carrera -31 puntos contra Chequia, 4 ayer- y a Aina Ayuso -20 en cuartos, 0 en semis-. A Méndez le tocaba rebanarse la cabeza y, nuevamente, encontró la vuelta de tuerca necesaria en la charla del descanso.

El vigués tuvo claro que la victoria estaba en la defensa. Dentro de la dificultad, España seguía viva (38-31). Era el momento de acelerar. Solo había que reducir pérdidas -10 en la primera mitad- y apretar en la pintura propia. Esto provocó que el perímetro francés entrase en acción sin éxito. Su escasísimo 16% en triples fue la clave de la vuelta a la tortilla. En la canasta rival, Méndez combatió fuego con fuego y Awa Fam vivió su primer gran día como internacional con sus 21 puntos y 9 rebotes. Tiene 19 años.

El 8-18 del tercer cuarto dio alas a la selección, impecable en lo colectivo. Francia volvió a dar un tirón y ahí surgió la calma glacial de Alba Torrens. La excéltica dio poso al partido junto a la viguesa María Araújo. La juventud apareció con triples de Fam y Buenavida. España entraba por delante al último minuto y, pese a tres decisiones arbitrales en contra, dos de ellas incomprensibles, sobrevivió gracias al error de Rupert en un tiro libre que habría forzado la prórroga. Insuficiente contra la pócima del mago vigués.