Louzán, de bedel y corrupto, a la RFEF

“El fútbol elige barro”, “La Federación de la poca vergüenza”, “Un corrupto al frente del fútbol”, “Una regeneración truncada y un presidente manchado por la prevaricación” o “Louzán regatea al Gobierno”. Este es el bochorno que se transmite en los titulares que los medios de comunicación recogieron tras la elección del nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Rafael Louzán, esta semana. Un presidente inhabilitado para cargo público durante 7 años, pero que está pendiente de la ratificación de la condena por el Supremo. Fue esa precisamente una pieza separada de la Operación Patos, una causa en la que hubo medio centenar de imputados, pero finalmente él fue el único político relevante que cayó.

El Mundo es rotundo: “El fútbol volvió a elegir el barro que supone un presidente, ya electo, que tiene sobre sí una condena de siete años de inhabilitación para cargo público por un delito que es tan feo como grave: la prevaricación”. Recuerda que el Gobierno “está estudiando si denuncia de oficio a Louzán ante el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo)".

En la crónica compara lo ocurrido en las elecciones de la federación con la escena de “El Padrino”, en la que Michael Corleone abraza a su hermano Fredo diciéndole: “Sé que has sido tú, me rompiste el corazón”. Los compara con Salvador Gomar, rival de Louzán y perdedor de las elecciones, y David Aganzo, presidente de la Asociación de Futbolistas, que al parecer dio la victoria a Louzán cuando se lo había prometido a Aganzo.

En un artículo en el mismo periódico, Orfeo Suárez, asegura que “la Federación de fútbol se ha convertido en la Federación de la poca vergüenza”.

El editorial de El País profundiza en la misma línea: “La Federación española ahonda en su descrédito mundial al elegir como presidente a Rafael Louzán, inhabilitado por prevaricación” y, añade, que “consumó otro escándalo”. Opina que “la designación de Louzán vuelve a mostrar todos los vicios de un organismo endogámico y clientelar como la RFEF, que los sucesivos gobiernos no han logrado atajar”, además de calificar su gestión de “oscura y caciquil”.

Concluye que “diga lo que diga el Supremo, el daño a la imagen del fútbol español ya está hecho”.

En El Español apuntan que “la Federación tenía prácticamente la obligación de lavar su imagen, de empezar a dejar atrás el bochorno en el que se ha sumido en los últimos tiempos y de abrir una nueva era alejada de los escándalos. Sin embargo, hay quien piensa que la misión ha fracasado”.

Como “presidente manchado”, lo define, al recordar que pesa sobre él una sentencia por prevaricación desde que fue condenado en 2021, que le inhabilita para ejercer cualquier cargo público durante 7 años. Además, subraya que en los estatutos de la RFEF figura, en su artículo 19, que nadie inhabilitado podrá ser miembro “pero eso no ha sido óbice para que Louzán ya haya sido proclamado”, incide.

Precisamente se refiere a que la inhabilitación viene por la concesión a una empresa, cuando presidía la Diputación, para obras del campo de fútbol de Moraña que ya estaban ejecutadas.

En la Federación Gallega de Fútbol “se ha granjeado algún que otro enemigo. El último de ellos, Abel Caballero, el alcalde de Vigo, quien culpó al nuevo presidente de la RFEF de dejar sin Mundial a la ciudad gallega”, explica.

Por su parte, El Confidencial enfatiza que “el Gobierno, a través del CSD, podría hacer caer al nuevo presidente de la RFEF”.

En la Cadena SER destacaron del perfil de que Louzán que “llega a sustituir a Pedro Rocha, inhabilitado, que a su vez sustituía a Luis Rubiales”.

Recordaban en la Cadena SER que empezó su trayectoria “como bedel en un polideportivo y de ahí dio el salto a la política con el Partido Popular. Discípulo de José Ramón Barral, un alcalde de PP que murió con causas abiertas por ser considerado un importante contrabandista y al que se relacionó con una descarga de cocaína. Fue creciendo Louzán de esta manera rodeado de suspicacias y denuncias por irregularidades en su gestión”.

Relataron como “sustituyó como alcalde (a Barral) y se arrimó a Xosé Cuiña, eterno delfín de Manuel Fraga. Bajo la tutela de Cuiña fue creciendo en las filas del PP, hasta convertirse en presidente de la Diputación de Pontevedra en el año 2003. Un año después ya se enfrentó a las primeras acusaciones por presunta corrupción. Sus críticos lo acusaron de favorecer a empresas amigas”. Aseguran que “en la Diputación fue forjando toda una red clientelar,

Louzán a las protectoras de animales: “A mí los perros me la sudan”

Corría el año 2012 cuando Rafael Louzán protagonizó uno de los episodios más rocambolescos y desagradables de su mandato. Prentendía centralizar en Meis el servicio de perrera de toda la provincia, excepto Pontevedra y Vigo, y adjudicarlo a una empresa privada. Así que las protectoras de animales le exigieron explicaciones. Tras una reunión con él citaron su frase textual: “A mí los perros me la sudan”.

Rafael Louzán aspiraba a monopolizar el servicio de perrera en la provincia, impidiendo que actuaran entidades sin ánimo de lucro, con décadas trabajando en programas con perros y gatos, para entregar el negocio a una empresa privada. 

Así, todas las protectoras de la provincia se verían obligadas a cerrar sus puertas, porque no podrían tener convenios con los concellos.

La Diputación había dado un mes de plazo a los ayuntamientos para firmar el convenio con el que se adherían al servicio e impedía acuerdos con protectoras.

La presidenta del Refugio de Animales de Cambados señalaba entonces que la ley de protección animal era muy clara al señalar que este tipo de servicios solo los podían ofrecer protectoras y que estaban exentas del concurso público por ser entidades sin ánimo de lucro dedicadas a esta labor, además de estar en un registro público. Las protectoras plantaron cara a las pretensiones de Louzán.