Judith Rodríguez, en casa de D'Artagnan

Juegos Paralímpicos | Esgrima

La viguesa debuta hoy en unos Juegos con la prueba de florete en el Grand Palais

Publicado: 04 sep 2024 - 08:41 Actualizado: 04 sep 2024 - 09:27

Judith Rodríguez realiza una sesión de entrenamiento en París antes de afrontar hoy la competición.
Judith Rodríguez realiza una sesión de entrenamiento en París antes de afrontar hoy la competición.

Galería, escaleras con un centenar de años de historia, un patrimonio de la humanidad. Es el Grand Palais, la icónica ubicación escogida por París para albergar las competiciones de esgrima en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Y, en este contexto, en un escenario para admirar, hacer fotografías y observar algunas de las mejores exposiciones artísticas itinerantes del mundo en el día a día, se concentra todo el factor humano que conlleva la competición de esgrima en silla, con deportistas con diversas vivencias de superación. Dentro de ellas, está el transcurso vital de la viguesa Judith Rodríguez.

De joven, soñaba con estar en unos Juegos. Aunque siempre sin discapacidad porque crecía en los pasillos esgrimistas florete en mano. Todo aquello terminó al regreso de una de las múltiples competiciones en Madrid. Se quedó dormida en el coche de regreso y despertó en un hospital con una amputación en la pierna y múltiples fracturas en el brazo. Era el mes de junio de 2018 y cambiaba la vida de una joven a sus 22 años.

Correr por los pasillos de esgrima ya era imposible y tardó en encontrar su lugar hasta que, unos dos años después, se dejó convencer para sentarse en una silla atada a unas correas y volver a empuñar un arma -deportiva-. Ahí comenzó su andadura para clasificarse para los Juegos Paralímpicos de París, algo que no resultó sencillo, porque el maltrecho brazo le dio múltiples problemas que derivaron en un gotero de operaciones. Necesitaba recuperar el movimiento para una disciplina en la que es clave la habilidad y la rapidez en los espacios pequeños.

Lo hizo, viajó por el mundo y Judith Rodríguez estará hoy sentada de nuevo en una silla fijada en el suelo, pero en el interior de una cúpula inaugurada también para un gran evento, para la exposición universal de 1.900. En el Grand Palais tomará el florete unos minutos antes de las 11:10 horas, momento en el que se enfrentará a la honkonesa Shan Fan Pui en los octavos de final.

En lo puramente deportivo, los números dicen que la tiradora del esgrima El Olivo es favorita porque supera en cuatro puestos a su oponente en el ránking mundial de esta modalidad. En todo caso, la diferencia es escasa, por lo que se presume un duelo duro, largo y difícil. Pero son unos Juegos Paralímpicos y así deben ser la competición.

En el horizonte, en la ronda de cuartos de final, la gran clave de toda competición con medallas en juego, aparece una de las grandes del mundo de la esgrima, la italiana Ionela Andrea Mogos. Derrotarla serían palabras mayores, comenzar a poner un poco de autoría viguesa a la obra de arte deportiva que es una competición de esgrima y que cobra dotes magestuosas en el idílico escenario del Grand Palais, que estas semanas cambia exposiciones o cumbres de jefes de estado por gritos, tocados, medallas, celebraciones y demás características de la esgrima. Que, por otra parte, se trata de una de esas disciplinas deportivas con arraigo histórico. En siglos pretéritos, las espadas quitaban vidas en duelos a muerte. También tuvieron su pasado literario, con especial atención a D'Artagnan de Alejandro Dumas. Se puede afirmar que Judith Rodríguez compite hoy en su casa.

No obstante, la saga literaria del mosquetero tenía varios tomos, como también la vida deportiva de la tiradora viguesa. Tras el inesperado y dramático giro de guión en 2018 se encuentra ahora en el segundo, el que contiene una parada en París. Y también dividido en capítulos. El primero, hoy, con el florete en la mano, y el segundo, el viernes con la espada. El Grand Palais, construido con toda su grandilocuencia a las orillas del Sena, se levantó en suelo de ribera de río inestable, que cedió más de lo previsto y que obligó a reformar y reformular sus cimientos, hasta el punto que estuvo años cerrado. Ahora, desarrolla una segunda vida, igual de gloriosa y bella, como también la vive a nivel deportivo Judith Rodríguez en su obligada reformulación como tiradora y en la que la espada es su mejor disciplina. Pasó, casi sin pensarlo, de floretista consumada, a tener los mejores resultados con el arma de filo. Era complicado de pronosticar, pero la realidad así lo marca. Por lo tanto, hoy tiene el florete, pero el viernes tendrá su ahora modalidad predilecta. Peleará por tocar los metales en las dos. No es favorita, pero ¿quién sabe qué tiene preparado el próximo capítulo de su peripecia vital y deportiva?

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