La esencia inalterable de Tere Abelleira

El fútbol de seda que Tere Abelleira está desarrollando al máximo nivel mundial no es más que lo que viene haciendo desde que tenía 10 años. Entonces, con el Lérez de su Pontevedra natal, jugaba con niños y ya sobresalía. Luego vino el Deportivo, el Real Madrid y ahora la Copa del Mundo. Lógicamente, con los matices físicos y de ritmo de cada escalón. Pero siempre ella misma. “Ahora me acuerdo de todos mis entrenadores. Les estoy muy agradecida porque todos me han ayudado a mejorar”, declaraba tras eliminar a Suecia. Dos de estos técnicos fueron los vigueses Edu González y Quin Valbuena, que la tuvieron en la selección gallega, desde sub-12 a la absoluta.

“En esencia, es la misma. Con la madurez de estos años, con el crecimiento de todo lo vivido y con el cambio físico que ha pegado. Pero su fútbol sigue siendo el mismo", analiza Edu, emocionado por ver hasta dónde ha llegado su pupila. “Es imposible decir nada malo de ella. Cuando estábamos de broma, era la primera en meterse. Cuando tocaba trabajar, era la más seria de todas”, rememora el técnico vigués. Algo que confirma Valbuena. “Siempre fue una jugadora que destacaba mucho. Por su calidad, por su control orientado, por su forma de gestionar todos los balones. Lo que otras compañeras hacían en cuatro toques, ella podía resolverlo en uno", recuerda.

Esa facilidad para sobresalir la tuvo siempre. Incluso jugando con niños. “Entrenaba al Santa Marina cadete y nos barrió del campo”, recuerda Edu, que no olvida la primera vez que la vio. “Para sacar adelante la selección sub-12, hicimos entrenamientos zonales viendo a más de 200 niñas. En el de Pontevedra solo me hicieron falta cinco minutos para saber que esa niña iba a estar en la lista final. De hecho, le dimos el brazalete automáticamente”, apunta. “En su generación marcaba mucho la diferencia. Mejoraba todo balón que pasaba por ella”, apostilla Quin. “Es que no había que explicarle nada. Dentro del campo lo entiende todo. Su equilibrio, cómo iniciaba el juego. Una maravilla”, recuerda Edu.

Por todo ello, su descomunal rendimiento en el Mundial no termina de sorprender a ninguno de los dos. “Solo necesitaba la oportunidad”, coinciden. En este punto, Valbuena reconoce que el problema con las 15 jugadoras que pidieron el despido de Vilda le abrió las puertas. Pero una vez entró, ya no ha vuelto a salir. “Sabía que tenía su hueco porque siempre ha destacado en España contras las chicas de su generación. Estas ausencias permitieron a Vilda verla más minutos y si no hubiera pasado esto, a lo mejor no se habría dado su titularidad. Pero el fútbol también es esto y ella ha respondido a la oportunidad”, destaca. Y de qué manera. El rendimiento de Abelleira la sitúa entre las mejores futbolistas del torneo. “¡Pero tú viste el partido que hizo contra Suecia!", exclama González. “¡Un espectáculo! ¡Un escándalo!”, agrega.

Detrás de la futbolista está la persona. “Una chica tranquila y humilde pero siempre con peso en el vestuario”, destaca Quin. Edu se emociona al recordar que le mandó una foto con la familia y la camiseta de España tras la semifinal y Tere contestó al momento. “La he visto crecer. Es una de mis niñas”, subraya con alegría. Y Valbuena comparte ese sentimiento y va más allá: “Me alegro muchísimo por ella porque se lo merece. Pero también por nuestro fútbol, que, después de Vero (Boquete) también se merece tener una referencia de este nivel”.